(Getty/Referencial)
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Por: Fernando Cillóniz

Hablemos claro. Los sistemas de agua potable y alcantarillado son un fracaso estrepitoso. Los sistemas de limpieza pública también. Los sistemas de tratamiento de residuos sólidos… peor.

El tráfico vehicular es otro fracaso estrepitoso. Congestión vehicular, contaminación ambiental, inseguridad vial, rompemuelles por las puras… no hay un solo indicador favorable a este respecto.Y lo mismo se puede decir de los sistemas de desarrollo urbano. Invasiones de tierras promovidas por traficantes y funcionarios corruptos. Viviendas de esteras. Autoconstrucción generalizada. Agua en cisternas. El urbanismo en el Perú es otro fracaso estrepitoso.

Pero eso no es todo. La corrupción enquistada en casi todas las instituciones encargadas de emitir licencias o permisos se ha vuelto endémica. Gobiernos locales y regionales, y gobierno central… todos tienen vela en este entierro. Los procesos de compras y contrataciones son más de lo mismo. Incluso las contrataciones de personal. En materia laboral… aquel ominoso 70% de informalidad lo dice todo. Seamos sinceros. La legislación laboral peruana es otro fracaso estrepitoso.

Y la lista continúa. La salud pública es un fracaso estrepitoso. El Congreso de la República… ¿qué quieren que les diga? El Sistema Nacional de Justicia –después de los audios de la vergüenza– ha quedado reducido a escombros. ¿Y las universidades bamba? Aquellas que –en vez de instituciones académicas– más parecen impresoras de títulos en serie. He ahí más fracasos estrepitosos.Oh, dios soborno… ¡cuántos fracasos estrepitosos nos has dejado! Has malogrado municipalidades y gobiernos regionales. Has manchado ministerios y universidades. Has quebrado empresas de agua potable. Has ensuciado nuestras ciudades. Has destruido el Congreso y el Poder Judicial. ¡Hasta presidentes has embarrado! Oh, dios soborno… ¡cuánto daño nos has hecho a los peruanos!

Simplificar y digitalizar todos los trámites y procesos de emisión de licencias. Depurar la maraña burocrática del Estado. Eliminar instituciones públicas que no sirven para nada. La meritocracia debe primar en todos los procesos de contratación de funcionarios. Centralizar y digitalizar todos los procesos de compras y contrataciones.Evaluar a los estudiantes graduados de todas las universidades del país. Así, la estafa de las universidades bamba quedaría desenmascarada en dicha evaluación.

Ideas… solo ideas. Acabar con el fracaso estrepitoso del Estado. Acabar con la pleitesía al dios soborno. ¡Esa es la idea!

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