Foto: César Fajardo.
Foto: César Fajardo.

Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Fernando de Trazegnies,Excanciller*Autor: Carmen Mendoza Aranacmendoza@peru21.com

Es cauto cuando habla del futuro de la demanda marítima con Chile. Fernando de Trazegnies no quiere ser triunfalista. Además, recuerda los duros momentos de las negociaciones con Ecuador y su participación en el gobierno de Fujimori.

Usted participó en el cierre de los temas pendientes con Chile derivados del Tratado de 1929. ¿Comparte el entusiasmo por el resultado del fallo de La Haya?Siempre soy enemigo del triunfalismo y, como abogado, sé que los juicios se ganan y se pierden, peleo para ganar, pero soy consciente de que las cosas pueden no salir exactamente como uno quisiera y, simplemente, hay que aceptarlo. Esto se aplica al Perú y a Chile. Uno de los dos países estará más contento que el otro.

Desde el triunfo de Michelle Bachelet, se recordó que ella consideró la demanda peruana como un gesto inamistoso y ahora se teme que ocurra lo mismo, ¿qué piensa de eso?Depende de quien gane. Si nosotros ganamos, habrá cierto malestar en Chile; no cabe duda. Y, si es al contrario, en el Perú. No tiene que ser un malestar de Gobierno. Estamos en otro mundo.

En su libro Testigo Presencial narra todos los entretelones de la firma de la paz con Ecuador, en 1998. ¿Cuál fue el momento más tenso de esa época?Hubo un momento muy crítico en agosto de 1998, cuando se produjo una escaramuza en la frontera. Realmente fue muy tenso. De lo que me contaron, casi se podían ver los soldados, de uno y otro lado, y estaban con los fusiles listos, con que a uno se le hubiera escapado un tiro, por cualquier razón, hasta por nerviosismo, teníamos guerra. Ahí intervino el ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, Guido di Tella, y eso se enfrió.

Las negociaciones para la firma ya estaban avanzadas…Muy avanzadas. Lo interesante es que, a partir de ahí, las cosas avanzaron muy rápido, firmamos la paz tres meses después.

¿Fue el único episodio que pudo romper las negociaciones?Sí, es el único momento tenso, aunque en todas las negociaciones hay momentos en los que parece que se va a fracasar.

Se vivieron meses de mucho temor, lleno de gestos de desconfianza. ¿Cómo se rompió el hielo y se avanzó hasta la paz?Cuando fui nombrado presidente de la delegación peruana fui a Brasilia y me encontré con una cosa caótica. En una sala de Itamaraty estaban los garantes, los ecuatorianos y nosotros. Parecía que estábamos en unas tribunas listos para dispararnos. Esto no iba a funcionar. Lo primero que hice fue acercarme al presidente de la delegación ecuatoriana, Édgar Terán, y le pedí que nos hiciéramos amigos.

¿Sintió que había gente interesada en que no marcharan las negociaciones?Había gente muy escéptica y se tuvo que romper con eso.

En esa época se cuestionó mucho el kilómetro cuadrado en Tiwinza (donde los ecuatorianos construirán un monumento a la paz) y se interpretó como una cesión de soberanía…Era absurdo. Ese mal sabor fue producto de gente que no conocía bien el asunto y quizás un poco de antifujimorismo.

¿Cree que sin ese acuerdo no se hubiera alcanzado la paz?No. Es imposible, no se puede llegar a un acuerdo cuando la otra persona se queda sin nada para su tranquilidad de espíritu.

Pasemos a su trabajo con Alberto Fujimori. ¿No fue un error haber estado en la última etapa de ese gobierno tan marcado por Vladimiro Montesinos?Yo vi a Montesinos unas cuantas veces cuando nos llevaban para contarle (las negociaciones), en algún momento trató de hablarme de tú, yo le hablé de usted. Nos mantuvimos muy de lejos, no entré en las cosas políticas y siento que si no hubiera aceptado (el cargo de ministro), todavía estaríamos con problemas con Ecuador y con Chile. Estoy con la conciencia tranquila.

Entonces, prefiere asumir el peso de que lo vinculen con el gobierno de Fujimori…Prefiero asumir eso y llegar a la solución que llegamos. En la vida uno va a recibir cosas ingratas.

¿Fue maltratado, relegado, tras la caída del régimen?Un problema muy desagradable fue la persecución. Durante uno o dos años me llamaron constantemente al Congreso, a la Policía Anticorrupción, al fiscal, por 10 mil razones distintas. Hubo un ataque muy fuerte, era la diversión del momento.

Usted trataba un tema delicado. ¿No sintió la intervención de Montesinos?A veces tuvimos que darle cuenta, pero no he sentido la intervención de Montesinos.

¿Qué piensa de los 25 años de condena que recibió Fujimori por violación de los derechos humanos?Es triste, me da pena ver así a una persona que, en la parte que conocí, trabajó muy bien.

¿Cómo evalúa la gestión de Ollanta Humala?Veo a un gobierno débil, con muchas dudas, las cosas pasan a su alrededor, me hubiera gustado una posición más decidida, por ejemplo, en Conga.

AUTOFICHA

- Presidió la comisión negociadora con Ecuador durante el gobierno fujimorista y luego fue canciller. En 1998, firmó el Acuerdo Definitivo de Paz con Ecuador.

- Tiene más de 16 mil libros en su biblioteca. Comenzó a coleccionar a los 10 años y el texto que más atesora es la edición de El Quijote, de 1608.

- Aunque afirma que no le gusta que lo llamen "político", en las elecciones de 2011 asesoró, en temas específicos, a la entonces candidata Keiko Fujimori.