Mientras que en el Congreso están en una farra fiscal, despilfarrando dinero público, hay otros peruanos que ofrendan su vida por la patria, a cambio de nada, ganando sueldos míseros y hace muchos años no reciben ningún incremento, ni siquiera por el alza del costo de vida o por semejante sacrificio que hacen para darnos la pacificación nacional; como lo acontecido con el técnico de la Marina, Edgar Tiburcio Espinoza, quien recibió una ráfaga de balas que cegaron su vida en pleno enfrentamiento en la última operación Tukuy —terminar en español—, que al parecer ha tenido un éxito rotundo.
Han pasado dos semanas y ya nos hemos olvidado que valientes oficiales de nuestro Ejército, la Marina, la Fuerza Aérea y la Policía Nacional desplegaron un operativo conjunto contra la subversión, rezagos de lo que fue Sendero Luminoso en el Vraem, que hoy son mercenarios de los narcotraficantes que han sembrado el terror y la muerte en las últimas décadas.
Después de la operación militar no ha aparecido ningún comunicado y menos un video por redes sociales, para que los Quispe Palomino desacrediten la acción conjunta de nuestras Fuerzas Armadas; tampoco se han pronunciado la ‘camarada Vilma’ y otros lugartenientes que muy oficiosos salían a desmentir los resultados de la operación militar, como sucedió el año 2022 con la Operación Patriota, donde sacaron sus comunicaciones desmintiendo la incursión militar.
Esto es una buena noticia, porque la operación Tukuy en la zona del Vizcatán del Ene habría tenido éxito y probablemente sea el fin de esta facción demencial de terroristas que asolaban en el Vraem. Entonces, debería haber un reconocimiento nacional al esfuerzo y sacrificio de nuestras valientes fuerzas del orden; a ellos deberían darle un incremento en sus haberes y no a los impresentables que tenemos de congresistas.
Para eso pidieron los 50 millones de soles de crédito suplementario, para premiar a los ‘mochasueldos’, a los ‘Niños’ y los traficantes que tenemos hoy de congresistas, que no son más que vulgares delincuentes; cuando en realidad son otros los peruanos valientes que sacrifican su vida por la paz y tranquilidad que tenemos hoy, y deberían tener un reconocimiento hasta pecuniario. Pero vivimos en un país al revés que premia a congresistas delincuentes y no el honor y gloria de nuestros militares y policías.