Edwin Oviedo (Geraldo Caso)
Edwin Oviedo (Geraldo Caso)

El nombre de Edwin Oviedo siempre ha estado ligado a la controversia. Por mucho tiempo, la Fiscalía Provincial de Chiclayo lo ha vinculado con una serie de hechos que van desde lo poco ético hasta lo criminal –lo considera sospechoso de haber ordenado dos homicidios–. Sin embargo, a partir de una astuta estrategia, Oviedo ha intentado limpiar su nombre apoderándose de la Federación Peruana de Fútbol, un espacio donde se guarecen los corazones de millones de peruanos.

Edwin Oviedo logró, realizando una serie de jugadas, hacerse del poder en la Federación. Como se sabe, los manejos en el deporte que más dinero mueve en nuestro país no han sido especialmente ortodoxos, pero el señor Oviedo se encontró con la Virgen. O, mejor dicho, con Ricardo Gareca, Juan Carlos Oblitas y los guerreros que vestidos con la blanquirroja rompieron el hechizo de 36 años y nos llevaron de vuelta a un mundial.

La continua aparición del nombre de Oviedo en los audios de la corrupción y el tipo de conversaciones en las que se le escucha a él mismo o es mencionado por terceros, lo han devuelto al área gris del que, usando nuestro fútbol, pretendió escapar. El costo –claro– ha manchado nuestra pelota. Y esa no es una opinión que tengamos solo en esta redacción. Es, más bien, el sentir de la mayoría de los peruanos que así lo ha expresado en la encuesta de Datum que hoy publicamos.

El 78% de los encuestados cree que el señor Oviedo ha cometido actos delictivos. El 79% de los ciudadanos considera que debe dejar el cargo de presidente de la Federación. El 73% de los consultados cree que la reforma a la que debe ser sometido el fútbol peruano debe alcanzar a toda la dirigencia. Y, finalmente, un dramático 89% considera que la corrupción se ha enquistado en nuestro fútbol. ¿Era necesario pagar este costo para ir a un mundial? No. De eso estamos seguros.

En Perú21 pensamos que el fútbol es una forma hermosa de tiempo y que es uno de esos escasos elementos que logran que los peruanos pongamos detrás todas nuestras diferencias y nos abracemos en un sueño común. Así, no hay derecho a que alguien que tiene la necesidad de evadir la justicia, utilice y manche nuestra camiseta. No se puede permitir que esta situación continúe. Las emociones de la hinchada no pueden seguir manipulándose. Nadie debe aprovecharse de las ilusiones de tantos, de demasiados.