Hoja de ruta para el nuevo Congreso. (Foto: Mario Zapata / GEC)
Hoja de ruta para el nuevo Congreso. (Foto: Mario Zapata / GEC)

En estos días se están iniciando diálogos informales entre los grupos políticos que contarán con representación en el nuevo Parlamento. El tema de conversación más mediático es el de la posible conformación multipartidaria de la Mesa Directiva, pero es necesario ir más allá, y que las distintas fuerzas políticas establezcan una hoja de ruta de los temas más importantes sobre los cuales hay que llegar a consensos. A continuación, sugiero algunos de ellos:

1. La gobernabilidad del Parlamento. En principio, la Mesa Directiva y la conformación de las comisiones deberían de estar vigentes hasta finales de julio, ya que, de acuerdo a reglamento, en esa fecha debe procederse a su renovación. Es decir, solo estarían vigentes pocos meses. Ello no tiene sentido en la coyuntura actual, pues le quita estabilidad al funcionamiento del Congreso. Las fuerzas políticas deben conversar para modificar el reglamento, para que la Mesa Directiva y las comisiones que se elijan en marzo culminen funciones en julio del 2021.

2. Lo más urgente de la reforma electoral. El nuevo Congreso debe iniciar sus funciones modificando el artículo legal que impide reformas un año antes de las elecciones. Si esta norma se mantiene, el tiempo no alcanzará para que las reformas pendientes propuestas por la Comisión Tuesta puedan ser discutidas de cara a las elecciones del 2021, teniendo que esperar al 2026 para su implementación.

3. La revisión de los decretos de urgencia. El gobierno ha aprobado 67 decretos de urgencia durante el interregno parlamentario. La revisión de dichos decretos corresponde en primera instancia a la Comisión de Constitución y luego al pleno del Congreso. Las bancadas deben de acordar mecanismos eficientes que permitan una revisión juiciosa y oportuna, sin que ello le quite efectividad a la citada comisión y al pleno para debatir y aprobar otros importantes temas. Recordemos que por la Comisión de Constitución pasarán todos los asuntos relacionados a la reforma política.

4. La relación con el Ejecutivo. La ciudadanía expresó a través de su voto el rechazo a las prácticas obstruccionistas del Congreso disuelto, demandando mayor diálogo entre los políticos. Ello debe incluir también al Ejecutivo. Sin dejar de lado el control y la fiscalización constructiva, el nuevo Parlamento debe de tener canales de comunicación permanentes con el Gobierno para impulsar una agenda propositiva de desarrollo para el país, teniendo como ejes principales el crecimiento económico, la competitividad y la seguridad ciudadana.

5. La priorización en la agenda legislativa. Determinados temas deben ser priorizados en el corto periodo de tiempo que tendrá el Parlamento. Por ejemplo, deberían de recibir especial atención aquellas reformas destinadas a fortalecer el Congreso de cara a la ciudadanía: La eliminación de la inmunidad parlamentaria, la reforma de la Comisión de Ética, la generación de mejores filtros de calidad en la producción legislativa, por mencionar algunas de ellas. Corresponderá también a las fuerzas políticas analizar conjuntamente si resultaría políticamente viable emprender una de las reformas institucionales más debatidas en el país: el retorno a la bicameralidad.

6. Agenda anticorrupción. Si bien cuenta con componentes legislativos, la agenda contra la corrupción en el Parlamento tiene elementos que van más allá de la generación de nuevas normas. Me refiero a asegurar el adecuado funcionamiento de la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales y de la Comisión de Levantamiento de la Inmunidad Parlamentaria, para acabar con los blindajes y facilitar las investigaciones que viene realizando el Ministerio Público. Asimismo, el nuevo Congreso deberá de desarrollar un proceso transparente y meritocrático para renovar el Tribunal Constitucional, máximo organismo de interpretación constitucional y pieza clave en la lucha contra la corrupción.

Desde la bancada morada contribuiremos a la elaboración de una hoja de ruta que permita aprovechar al máximo la voluntad de diálogo y búsqueda de consenso expresada por la mayoría de fuerzas parlamentarias en los últimos días. Ello resulta indispensable para que el nuevo Congreso pueda estar a la altura de las expectativas ciudadanas y de los retos que este momento histórico nos plantea.


TAGS RELACIONADOS