En los años 80, o eras de Marvel o de DC.
Lo mismo pasaba con Madonna y Cyndi Lauper: o militabas con la antivirgen libidinosa de 'Like a Virgin' o con la locuela chillona de 'Girls Just Want to Have Fun'.
Tal vez mis gustos no eran lo suficientemente gays (o tal vez lo eran demasiado), pero yo siempre fui de Cyndi Lauper. Su voz puntiaguda ha constituido uno de los infalibles euforizantes sonoros de mi adolescencia, juventud y madurez (que yo gusto de llamar neoinmadurez). La primera mano femenina que acogí en la mía como sudoroso adolescente enamorado fue en 1985, a los 14 años, viendo 'Los Goonies' en un cine de verano y escuchando con el mayor arrobo los vibrantes gorgoritos de Cyndi Lauper atacando el tema principal de la película…
UNA RARA AVIS EN MINIFALDALa Lauper no es una flor temprana: cuando en su álbum de debut en 1983 cantó que las chicas solo querían divertirse, la inquieta Cynthia Ann Stephanie ya contaba con 30 añazos… Pero era el suyo el grito jovial, lleno de alegría de vivir, de un lema revolucionario –en realidad versionó, llevándola a su terreno, la creación de un oscuro cantautor que compuso el tema en 15 minutos durante un rapto de inspiración en su bañera–, contribuyendo a impregnar de lúdica frivolidad una de las pocas generaciones artísticas que no se tomó demasiado en serio a sí misma.
Hoy, 'Girls Just Want to Have Fun' está considerada un himno clásico del feminismo (la propia combatividad feminista de la cantante supone una de sus mayores fuentes de inspiración como libretista) y, junto al 'A View to a Kill' de Duran Duran, es sin duda mi canción favorita de los 80. Ese mismo año, Cyndi Lauper fue la primera artista en colocar 4 singles de un mismo álbum en el Top 5 de las listas estadounidenses: ahora confiesa que no fue fácil abrirse camino en aquella década y convencer a la rígida industria musical de que se le permitiese cantar sus propios cortes.
Pero a ese hito imbatible le siguieron muchos otros éxitos, mayores y menores, siempre memorables: 'Time After Time' (su primer hit co-escrito por ella), 'She Bop', 'True Colors', 'I Drove All Night' (olvídense de Celine Dion), la estremecedora 'Sally's Pigeons'… ¡o 'Good Enough', la canción de 'Los Goonies'!
FALSO DUELO DE ESTRELLASEn esos tiempos, Cyndi Lauper fue enrolada sin su consentimiento en una rivalidad ficticia con el mayor mito musical de los 80, Madonna. Aunque la prensa musical coetánea daba como ganadora de la lucha de ídolos a Lauper, fue la Ciccone quien se acabó llevando el gato al agua, gracias a su mayor instinto comercial y comprensión de lo que es una estrella pop; Cyndi, demasiado comprometida con sus principios y, paradójicamente, con la música que hacía, vio cómo su estrella se iba apagando a finales de esa mágica década.
Por mi parte, jamás me gustó la voz grave de Madonna ni su abordaje tan superficial del sonido mainstream, aunque nunca he logrado que me caiga antipática, más bien todo lo contrario. Pero lo que Cyndi ofrecía era un paisaje pop mucho menos simplista, más riguroso y puro, coronado por ese cabello arcoíris como un lazo punkie a un enfoque musicalmente sólido y casi clasicista. Su concierto 'Cyndi Lauper in Paris' (1987) fue una de mis más fieles y tenaces compañías en el reproductor VHS de la época.
CAÍDA Y NUEVO AUGEDurante los años siguientes, seguí su carrera con obcecación de fanático mientras la industria musical le daba la espalda: en 1996 saca al mercado uno de sus mejores discos, 'Sisters of Avalon', con todos los temas co-escritos por ella. ¡Y hasta me compré su chistoso álbum de villancicos 'Merry Chistmas… Have a Nice Life!' de 1998! A eso se le llama adoración incondicional.
Tras los 90, una década funesta en cuanto a repercusión mediática, llega el momento de la reconciliación paulatina con el público: Cyndi publica 'At Last' (2003), un álbum de clásicos estándar del jazz, el swing y el pop, corriendo el riesgo de convertirse en una de esas divas que ya solo interpretan material ajeno…
Por suerte, a su socorro acudió la comunidad gay –precisamente la que hizo grande a Madonna–, esa que decide qué es lo que marca o no tendencia mundial, lo que sobrevive o muere en las pistas de baile, y que ha terminado adoptándola como ícono propio, tal como hace con muchas otras estrellas pop.
Nadando entre dos aguas, en 2008 ella ya lanzó un álbum claramente bailable en un guiño al ambiente, "Bring Ya to The Brink World Tour", y en 2010, su álbum más exitoso en lustros, "Memphis Blues", dedicado a clásicos del blues, y que el New York Post votó como el 7° mejor disco de 1997.
La buena racha continúa: hace dos años ganó un Premio Tony por su contribución como compositora al musical de Broadway 'Kinky Boots', que remataría con un Premio Grammy al mejor Álbum de Obra Musical en 2014.
Todo indica que aquel viejo dicho de "quien vale, vale y quien no, para cura" es cierto: los años han confirmado a Cyndi Lauper como una de las mejores artistas de la historia del pop y, pese a que hoy cumple 62 años, aún tiene cuerda para que nos divirtamos una eternidad.
Feliz cumpleaños, ángel inusual.
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