Buenas medidas adoptadas por el Gobierno. La salud del país no se negocia y todos debemos contribuir. La protección de los más vulnerables es prioridad y se van a destinar recursos de los contribuyentes para ello. Muy bien.

Si no prevenimos, los efectos económicos del virus serán devastadores, incluso peor que el mismo virus. El magro crecimiento de los últimos años va a amplificarse y, pese a que los fundamentos macroeconómicos deberían paliar esta crisis, serán insuficientes. Dependemos de factores exógenos que están en contra: bajos precios de los metales, demanda mundial contraída, turismo cero, entre otros. El golpe será inmediato.

Los primeros en caer serán independientes, pequeñas y medianas empresas, y es aquí donde el Gobierno debe fijarse. Nuestra economía formal es el 30% del país y de aquí salen los recursos que maneja el Estado para brindar la ayuda que los más vulnerables requieren.

Francia y EE.UU. han anticipado el golpe e inyectarán billones de dólares en sus empresas para evitar quiebras masivas. Sería ideal una medida similar, pero, como es improbable, planteamos: (i) exención del Impuesto a la Renta por este ejercicio para buenos contribuyentes, (ii) créditos públicos con interés 0% y (iii) establecer un régimen similar al del sector agrícola para pequeñas y medianas empresas. Nuestras reservas son suficientes para costear estas medidas. Luego nos recuperamos.

A nivel macro, darles paso a los proyectos mineros en cartera y para los demás sectores un mecanismo de aprobación rápida de permisos. Necesitamos una gran vacuna de inversión y confianza. Que el coronavirus no mate a gente ni a la economía, depende de todos.

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