(Renzo Salazar)
(Renzo Salazar)

A pesar de los indicios de corrupción, manejos turbios, enjuagues y ‘empujaditas’ puestos en evidencia en los audios difundidos desde el sábado 7, hemos observado en los diferentes involucrados en este escándalo la pretensión de negar la existencia de irregularidades y la actitud de aferrarse al cargo.

Qué diferencia con lo que ocurre en otros países cuando los funcionarios, al menor asomo de un escándalo o el inicio de una investigación, renuncian de inmediato y hacen frente a los procesos a los cuales son sometidos.

La tardía renuncia del presidente de la Corte Suprema, Duberlí Rodríguez, ayer, así como de dos miembros del cuestionado Consejo Nacional de la Magistratura, Orlando Velásquez e Iván Noguera (por cierto, Herbert Marcelo y Elsa Aragón precisaron que ellos seguían en sus cargos), evidencia el poco sentido de dignidad de quienes han tenido funciones de servicio público.

Pese a las circunstancias, se muestran sin vergüenza y quieren seguir en el puesto, acaso para continuar sacando provecho del mismo hasta el último minuto, para indignación de la ciudadanía que ayer marchó multitudinariamente al grito de “Perú, te quiero, por eso te defiendo”.

Es lamentable que haya habido intentos de denostar a los manifestantes, haciendo creer que esta solo era una expresión de una agrupación o una tendencia política radical. Incluso hicieron correr falsas alertas de caos en el Centro de Lima, donde se realizaba la manifestación.

Sí, hubo varias agrupaciones políticas, pero también salieron grupos profesionales, universitarios, familias, gente de diversos oficios y edades expresando su hartazgo ante la miasma expuesta a lo largo de dos semanas.

Porque, valgan verdades, quién no se ha visto decepcionado por actuaciones y fallos del Poder Judicial, quién no conoce a alguien a quien le pidieron un dinero para acelerar un expediente, quién no ha sentido que algo huele mal en los pasillos de los edificios judiciales, quién no ha sentido que solo con dinero o con un ‘contacto’ es que se administra ‘justicia’ en el Perú.

Las manifestaciones en Lima y en otras 16 regiones del país fueron en protesta contra la corrupción manifiesta y en respaldo a la decisión del presidente Martín Vizcarra de reformar el sistema judicial. Que quede claro. El pueblo sí tiene dignidad.

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