Apreciado presidente Martín Vizcarra, el destino lo coloca hoy frente a un reto inmenso. Como al soldado en una pista de combate que debe cruzar un muro altísimo con la ayuda de dos sogas y la fuerza de sus piernas y brazos.
¿Podrá hacerlo?

Los audios que durante la última semana han puesto en evidencia la corrupción en nuestro sistema de justicia, especialmente en el Consejo Nacional de la Magistratura y el Poder Judicial, donde –entre otras– sabemos que los nombramientos se garantizan con “diez verdecitos”, quizá solo confirmen una podredumbre que el país conocía y sufría en carne propia de forma silenciosa y resignada, pero que no por ello deja de avergonzarnos como peruanos.

No va a ser suficiente con encender los motores de la economía y garantizar un proceso electoral decente. No, señor presidente. Más que nunca, necesitamos de su decisión y coraje, porque no hay tiempo que perder ni licencia para el titubeo. Está advertido, es la única salida a la crisis. Tiene que liderar el proceso de refundación de las instituciones o pasará a la historia como el pusilánime cómplice de los mafiosos que se trajeron abajo la administración de justicia.

Hay que refundar el Consejo Nacional de la Magistratura. Consejeros titulares y suplentes, todos se tienen que ir. Hace bien en exigir al Congreso la aplicación del artículo 157 de la Constitución.

Sabemos que somos una democracia débil, sin partidos, con un Parlamento al servicio de una mayoría cuyo color ya conoce. Pero no se deje atarantar ni transe. Párese firme que los peruanos lo sostenemos en la escalada. Si es necesario, presente una cuestión de confianza, así esta traiga consigo la caída de su gabinete y deba después cerrar el Congreso. La historia le está dando una oportunidad.