Hacerse el machito. (GEC)
Hacerse el machito. (GEC)

El condenable y vergonzoso comentario que el primer ministro Guido Bellido le espetó a la congresista Patricia Chirinos era la cereza podrida que le faltaba al pastel de cuestionamientos que hoy, más que nunca, demandan su salida del premierato.

Perú21 ya había dado cuenta de su pasado filosenderista por sus reiterados elogios a la sanguinaria Edith Lagos y su airado reclamo, a modo de defensa, que hizo del mismo grupo terrorista ante las cámaras de un canal de TV del Cusco. Esos hechos ya de por sí lo descalificaban para liderar un gabinete; pero ahora, como han advertido desde diferentes sectores, al confirmarse que además de esas veleidades, estamos ante un sujeto que no tiene ningún respeto por nadie que no comparta su ideología, su presencia en el gobierno constituye una afrenta a todas las mujeres peruanas.

¿Cómo podría Bellido dirigir las políticas de Estado, si una de ellas debe ser, justamente, promover y defender los derechos de las mujeres, la inclusión, el respeto por la diversidad? Sabemos que en Perú Libre el tema nunca les ha merecido mayor atención –basta echar una mirada a la composición del equipo ministerial, con solo dos mujeres, para confirmarlo– pero ¿y sus aliados? ¿Qué dice Verónika Mendoza, por ejemplo? Porque una cosa es el consabido machismo-leninismo de la izquierda y otra lanzar comentarios directamente agraviantes, matonescos, haciendo referencia a la condición de mujer de una congresista de la República.

Porque eso es lo grave, lo que hay detrás de los términos con que se dirigió Bellido a ella, como se dice en criollo, “haciéndose el machito” para menospreciarla e intimidarla. ¿A alguien le extraña que a la denuncia de tamaña agresión verbal le hayan seguido amenazas de muerte a la congresista?

Y de remate, ¿cómo puede seguir al frente del gabinete si ni siquiera sus ministros le hacen caso cuando les pide sus renuncias? ¿O es que solo se atreve a “hacerse el machito” con las mujeres?