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Redacción PERÚ21

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Juan José Garrido,La opinión del directordirector@peru21.com

Empero, que un político utilice dicha treta es inadmisible. Me refiero, sin dudas, al "desliz" del exmandatario Alan García este fin de semana.

La locuacidad del líder aprista no sólo ha sido su arma política favorita sino también lo ha hecho conocido por doquier. Es, sin dudas, uno de los oradores más experimentados en Latinoamérica. Sin embargo, así como es bueno en el arte de hablar, cada día pierde la fama ganada por lo que habla. Sus exageraciones e histrionismo no son tan apreciados hoy como ayer; tal vez eso lo lleva, sin temores, a jugar en el límite de lo permisible.

¿No estamos ya adultos para asumir las responsabilidades de lo que decimos y hacemos? ¿Es responsable ir por las radios y los canales dejando verdades (o mentiras, quién sabe) sin dueños, sin asumir los costos de sentar una posición?

Primero fue con el congresista Tejada en el programa de Beto Ortiz; ahí deslizó la acusación; tiró la piedra y escondió la mano. Y claro, no pasaron ni 5 minutos y las redes sociales ya tenían acusado, cuerpo del delito y fallo social. ¿Costos de asumir la grave acusación? Cero.

Luego, el último fin de semana. "A mí jamás me ha pagado nadie para que deje despegar su avioneta de la selva", sostuvo en el programa de Milagros Leiva. ¿Quién fue? De nuevo, la mueca, el chiste y, finalmente, el irresponsable silencio.

Si el expresidente tiene una denuncia, pues debe tener la valentía de hablar claro, sin tapujos o acertijos. Si no, convierte la denuncia en una treta política barata, deslegitimando así a la clase política que representa.

Al pan, pan, Sr. García. Ya veremos qué hacemos los peruanos (y la justicia) con la información.