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Redacción PERÚ21

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Carlos Basombrío,Opina.21Se viene un período en el cual desde la mayoría del Congreso y del gobierno se va a intentar acusar constitucionalmente a Alan García para que no participe en las elecciones generales del año 2016.

No es el propósito de este artículo el discutir la gravedad de las acusaciones contra el gobierno de García en relación a los 'narcoindultos' y los 'petroaudios'. Sin duda, en ambos casos hay harta tela por cortar y ojalá que el Ministerio Público y el Poder Judicial avancen con seriedad. (La indudable influencia aprista en ambos es un obstáculo).

Pero, políticamente, el intento de sacar de juego a García –quien más allá de las antipatías que genera es el político más importante y jefe del único partido relevante– se puede convertir en un boomerang. Si este intento está además acompañado de la idea de retomar la "reelección conyugal", la situación puede terminar pésima. Más, todavía, si consideramos que este no es un gobierno fuerte, ni por aprobación (22% en la última encuesta de GFK), ni en la capacidad de operar con gente hábil en entornos complicados. A esto se suma el tremendo escándalo López Meneses que nos va a seguir acompañando en los próximos meses y que cada día muestra una nueva y desagradable faceta.

En suma: se nos vienen tiempos aún más confrontacionales. No queda claro si podrán inhabilitar a García. Dependerá de cómo la gente vea esa posibilidad (y por ello será bombardeada a favor y en contra) y del Congreso, donde depende del fujimorismo. Y aquí otro tema desagradable: conseguir sus votos puede ser motivo de oscuros enjuagues bajo la mesa.