La revista británica The Economist acaba de calcular rigurosamente el precio de Groenlandia: US$50,000 millones. Este apetito de Trump por Groenlandia no es tan inédito: su antecesor Truman quiso adquirir esa isla inmensa a su hasta ahora dueño colonial, Dinamarca (tal como USA en 1917 les compró las caribeñas Islas Vírgenes en 1917 por US$25 millones), en 1946 y les ofreció infructuosamente US$100 millones y una participación en el petróleo de Alaska.
Lo único que logró Truman fue asegurar la permanencia de las bases militares gringas que ya se habían edificado durante la II Guerra Mundial. Es que el valor estratégico de Groenlandia, cercana a la costa este estadounidense, ha crecido exponencialmente desde que el reciente deshielo del Ártico ha posibilitado nuevas rutas navales boreales y la posibilidad de explotar petróleo, minerales y las llamadas “tierras raras” (metales escasos y vitales para la tecnología moderna, como el neodimio, el galio, el germanio, etcétera.
China concentra la producción mundial de los mismos). Ya Groenlandia era muy estratégica en lo militar desde la II Guerra Mundial, pero hoy lo es más desde que el Ártico se ha convertido geopolíticamente “caliente”, en donde USA, Canadá, Noruega y la pequeña Dinamarca (por Groenlandia) comparten “‘fronteras” desde el Círculo Polar Ártico con la temible Rusia, además, que China acecha. Groenlandia está casi deshabitada: unos 57,000 habitantes, la mayoría “inuits” —así ahora hay que llamar a los esquimales porque, si no, se ofenden— dedicados básicamente a la pesca. Ya existe un apetito independentista en Groenlandia y podrían serlo por referéndum, pero hoy es imposible porque Dinamarca subsidia el 50% de su presupuesto.
Pero… ¿Qué pasaría si Trump le ofrece un millón de dólares a cada uno de los 57,000 groenlandeses por votar a favor de anexarse a USA? Sería una inversión de US$57,000 millones, muy cerca a lo calculado por The Economist. Trump es terco, así que presiento que Groenlandia acabará siendo gringa...
VIDEO RECOMENDADO