Frente a eso, ni el Gobierno, ni el empresariado, ni los partidos políticos fueron capaces de plantear, en dos años y medio y con todos los recursos a su favor, una alternativa real, inteligente, oportuna y seductora que permitiera que Gregorio Santos fuera historia, periódico de ayer. ¿Dónde están las promesas del Ejecutivo de invertir miles de millones de soles en Cajamarca y hacerla su engreída, de mejorar la relación con la población y las comunidades?