Así fue la eufórica celebración de Francia en los vestuarios tras título. (AFP)
Así fue la eufórica celebración de Francia en los vestuarios tras título. (AFP)

La lluvia se unió a la hermosa celebración de la joven y multiétnica selección gala. Fue el equipo más regular, más confiable, más seguro. Tuvo la virtud de manejar muy bien la pelota parada y fue contundente.

El portero Hugo Lloris fue el líder, capitán y decisivo. Un par de centrales rápidos y fuertes en el juego aéreo. Dos laterales jóvenes, como Pavard y Hernández, que defienden mejor de lo que atacan.

En el medio tiene dos cracks. N’Golo Kanté, que corre a todo el mundo. Acompañado de Paul Pogba, con un talento impresionante. Capaz de defender en el área propia y definir en el área rival. Matuidi, por izquierda, los complementa con un trabajo eficiente.

Adelante está el futuro, Mbappé, a los 19 años, es un fenómeno. Completo. Giroud es el nueve del sacrificio. Dejó para el final al símbolo de este equipo. Griezmann, que entendió todo lo que le pidió Deschamps. Clave en la pelota parada y en la función táctica con sacrificio.

Unas líneas para Croacia, que se robó el corazón de todos. Con sus hazañas y con Modric, un justo Balón de Oro. También para nosotros, Perú derramó orgullo por su hinchada y por el equipo. No faltemos más a los mundiales. Son otra cosa con la ‘Blanquirroja’ presente.

Ha sido un hermoso Mundial, en un país maravilloso que nos sorprendió con su historia, modernidad y amabilidad. Lejos de la frialdad histórica que uno prejuzgaba. Una perfecta organización y una notable seguridad. Grande Francia, gracias Rusia. Viva el fútbol, que vengan más mundiales.

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