(Foto referencial: Shutterstock)
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Libertad con responsabilidad. Esta es una de las claves de la existencia humana, especialmente para los adultos. Nuestros adultos mayores han estado con “arresto domiciliario” hasta hace unos días, encerrados. La semana pasada hubo batidas en las calles para multar a los que salían a oxigenarse un poco. Esto ha afectado claramente su salud mental, deprimiéndolos, y por consiguiente debilitando su sistema inmune. Los que enferman de COVID-19 y tienen un sistema inmunológico debilitado son mucho más propensos a tener complicaciones graves.

Claramente la prohibición para los adultos mayores tenía la intención de protegerlos, se ha publicado como dato oficial que el 70% de los fallecidos por COVID-19 son adultos mayores. Del total de personas contagiadas, solo el 17% pertenecen a este grupo, sin embargo, 7 de cada 10 fallecidos son adultos mayores. ¿Cómo no protegerlos?

He ahí la cuestión. Proteger no es lo mismo que sobreproteger, o peor aún, vulnerar la libertad y los derechos constitucionales. Los psicólogos sabemos que la sobreprotección no es buena, castra a las personas, las vuelve dependientes, inútiles. Esto lo vemos claramente en algunos estilos de crianza. Lo mismo sucede con la empatía, esa noble capacidad humana de ponerse “en los zapatos del otro” que escasea tanto en nuestra sociedad, también puede uno padecer del extremo opuesto que es lo que yo llamo “sobreempatía”: sufrir en exceso por el dolor del otro, sobreidentificarse con el otro y perder libertad, autonomía, autoprotección. Nuestros adultos mayores deben autoprotegerse, deben ejercitarse, recargarse.

Debemos confiar en su sabiduría y en sus decisiones que por algo reza el dicho: Más sabe el diablo por viejo que por diablo. Los demás adultos que no pertenecemos a ese grupo debemos hacer un esfuerzo especial por cuidar a este sector de la población, buscando siempre un equilibrio entre su salud física y su salud mental. En hora buena que el Estado haya cambiado la figura de “prohibición” por la de “recomendación”.

Salud por nuestros adultos mayores. Y gracias por tanto.