[Opinión] Gonzalo Elías: Refúgiate en la realidad. (GETTY)
[Opinión] Gonzalo Elías: Refúgiate en la realidad. (GETTY)

Es más común hacer referencia a personas que sufren porque tienen una realidad muy difícil, dura, y por ende necesitan “escapar de su realidad”. Recuerdo cuando era estudiante de psicología y entre otras prácticas pre profesionales tuve que hacer un trabajo con niños de la calle en un lugar de Lima llamado Puente Nuevo. La experiencia me marcó de por vida porque vi niños y niñas que literalmente vivían bajo un puente y pasaban el día inhalando terokal en bolsas. Hacían esto para drogarse, para escapar de una realidad demasiado dolorosa. Existen miles de otros ejemplos de cómo el ser humano busca escapar de su realidad cuando esta se vuelve insoportable o extremadamente difícil. Pero por otro lado, y en lo que quisiera enfocarme hoy es que existen millones de personas que sufren por la mente, es decir por cosas que no están afuera, en su presente, sino adentro, en su mente. Veo personas que lo tienen todo: salud física, dinero, amor, trabajo, familia, y aún así la pasan mal porque no pueden vivir en el presente. El multitasking de la vida moderna no ayuda, porque al hacer muchas cosas a la vez no terminamos de hacer ninguna bien, y tampoco las disfrutamos.

La mente es especialista en arrancarnos de lo único que verdaderamente existe: el hoy. La mente miente, nos lleva al futuro constantemente para crear escenarios imaginados que nos producen ansiedad y temor. La mayoría de estos nunca ocurren. En otros, la mente se vuelve una enemiga que nos distancia del presente para llevarnos excesivamente al pasado, generando melancolía, culpa o reproche.

“Refúgiate en la realidad” le escuché alguna vez decir a un profesor muy querido, José A. Cuny Salazar. Esta frase quedó grabada en mi memoria y la uso para intentar ayudar a la gente que sufre por exceso de mente.

Sal de tu mente y entra en tu vida. Lo único que verdaderamente existe es el aquí y el ahora. Cada día es un regalo y no importa la edad que tengamos no sabemos cuándo todo acabará. Observa tu mente, no te dejes caer en la trampa ni del exceso de pasado, ni de futuro, ni de actividades en simultaneo que le quiten calidad a tu vida.