"Al igual que en la depresiones mayores o moderadas ayuda, mucho el deporte, la alimentación, la calidad de las relaciones interpersonales, en algunas ocasiones la medicación". (FOTO: GEC)
"Al igual que en la depresiones mayores o moderadas ayuda, mucho el deporte, la alimentación, la calidad de las relaciones interpersonales, en algunas ocasiones la medicación". (FOTO: GEC)

Cada vez veo más gente con signos y síntomas de distimia. Son personas funcionales, que pueden trabajar, estar presentes en situaciones sociales, hacer deporte, funcionar sexualmente, pero que experimentan una especie de inapetencia general por la vida. Sienten la vida como “plana”, descolorida, insulsa. La persona puede experimentar baja energía, desmotivación, a pesar de que puede cumplir con sus deberes y obligaciones. A veces viene acompañada con algunos de los síntomas de la depresión moderada o mayor como puede ser el insomnio, la falta de apetito o, por el contrario, hipersomnio o unas ganas excesivas de refugiarse en los placeres orales. Una característica que sí está siempre –o casi siempre– presente en estos cuadros es la baja autoestima, y no necesariamente se es consciente de ello.

La distimia es como una depresión leve (o moderada) pero persistente. Es “peligrosa” porque, si bien no presenta síntomas agudos o graves como la depresión mayor, la distimia se caracteriza por ser crónica y persistente. Es como el ladrón que te va robando de a poquitos, puedes ni notarlo, pero, si sumas mirando para atrás todo lo que te ha quitado en el tiempo, puedes haberte perdido de mucho.

Al igual que en las depresiones mayores o moderadas, ayuda mucho el deporte, la alimentación, la calidad de las relaciones interpersonales, en algunas ocasiones la medicación. Pero en la distimia lo más importante es la psicoterapia, la autoexploración y el trabajo continuo sobre nuestra autoestima. Hay algunos casos donde los psicofármacos también ayudan, pero, a diferencia de las depresiones mayores, la persona puede realmente cambiar la calidad de su vida a través del trabajo personal y la terapia.

Si tienes estos síntomas, busca ayuda, infórmate y no lo dejes pasar. La distimia es como un hacker que te va robando todos los días una suma aparentemente inofensiva de tu cuenta personal, pero que, a lo largo del tiempo, puede llegar a quitarte “millones”.

TAGS RELACIONADOS