'Celebra Perú', el espectáculo de luz y color que se brinda en el frontis de Palacio de Gobierno por Navidad. (Presidencia Perú)
'Celebra Perú', el espectáculo de luz y color que se brinda en el frontis de Palacio de Gobierno por Navidad. (Presidencia Perú)

La comunicación masiva es una tarea tan compleja como necesaria en las sociedades. En esta época de relacionamiento digital, los códigos y significados comunes entre emisores y receptores adquieren una velocidad y retroalimentación impresionante.

Desde el sector público, si bien se utilizan los mismos medios de comunicación que en el sector privado, existen una serie de particularidades distintivas, por lo que cometen un gran error aquellos políticos y funcionarios que pretenden imitar la lógica de publicidad y marketing del sector privado.

En el ámbito privado se puede hacer lo que la ley no prohíbe, mientras que, en la administración pública, solo lo que la ley permite. Por tanto, mayores restricciones públicas apuntan a una primera gran diferencia operativa.

Por otro lado, la comunicación gubernamental tiene lógica inclusiva. Es decir, que, a pesar de la segmentación de las audiencias, todos somos destinatarios de mensajes que deberían ser de interés común, en contraste con campañas dirigidas a clientes específicos, usuarios o consumidores particulares.

Asimismo, la comunicación política, en general, y gubernamental, en particular, requieren entender dinámicas básicas del poder político, así como medir expectativas ciudadanas, tanto para la adecuada lectura del contexto, como para la comprensión de funciones y competencias. Sin embargo, debemos tener claro que contar con un buen diagnóstico, adecuada estrategia y efectiva ejecución comunicacional no resolverá las deficientes acciones de gobierno o el errado diseño de políticas públicas, aunque resulta importante en las gestiones.

Necesitamos liderazgos ejecutivos que den prioridad a la comunicación gubernamental como herramienta de gestión eficiente. Probablemente, la alta dirección de muchas municipalidades, gobiernos regionales y ministerios requieran más politólogos y comunicadores sociales, no marketeros comerciales.

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