La novela de Alianza Lima no tuvo esa conclusión, ni en el último capítulo; es que sus actores no fueron buenos y por eso el final infeliz, señala el columnista.
La novela de Alianza Lima no tuvo esa conclusión, ni en el último capítulo; es que sus actores no fueron buenos y por eso el final infeliz, señala el columnista.

Lo padecido este año por Alianza Lima podría encuadrarse perfectamente en una crónica de un descenso anunciado. Hasta pudo ser una novela de esas que se componen al final, en el último capítulo, donde los buenos terminan siendo felices. Pero la novela de Alianza no tuvo esa conclusión, ni en el último capítulo; es que sus actores no fueron buenos y por eso el final infeliz. Salvo que se quiera arrancar la última hoja y cambiar el final en la mesa, pero ya sin el aplauso de los seguidores.

Daniel Ahmed, el último protagonista en el banquillo íntimo, casi dando sus palabras de despedida, dijo en redes sociales que Alianza Lima estaba corrompida, que el fútbol peruano está muy sucio y que era dominado por gente muy sucia. Disparó fuerte el argentino. Pero acaso se refirió solo a Alianza, o también a la FPF donde trabajó largo tiempo sin resultados deportivos a la vista. Si Ahmed dice esto, que es grave, pudo dar su versión tiempo atrás para limpiar en algo al fútbol peruano. De lo que sí no habló mucho fue de su mala gestión al frente de los blanquiazules: dirigió 6 partidos, perdió 5 y empató uno. Con 5 derrotas continuas al final. Números que contribuyeron decididamente al descenso. Si a esto le sumamos el desastre que dejó el chileno Mario Salas, al que apenas sacaron del cargo una semana atrás, porque también ‘aportó’ con otras 5 derrotas consecutivas, entonces entendemos el porqué de la baja del cuadro de La Victoria.

De los jugadores, ya dijimos que había indisciplinados, de poca actitud y muchos que no debieron estar este año. Pablo Bengoechea, entrenador a inicios del torneo, señaló hace poco que todos eran culpables. Y hace bien en reconocer su porción de responsabilidad cuando otros miran de costado. Víctor Marulanda, director deportivo, también cesado, dijo hace algunos meses que respaldaba a la plantilla de jugadores que él mismo contribuyó a armar. Que esperaría a fin de año para ver si estaba acertado o equivocado. Se equivocó rotundamente.

En estos días, el Fondo Blanquiazul, que maneja las riendas de Alianza Lima, espera una respuesta favorable de parte de la Comisión de Licencias de la FPF, pero también señalan que, de no obtenerla, tienen planeado asistir hasta el TAS para continuar su reclamo contra el club Carlos Stein, a quien solicitan le resten puntos para así quedarse en la Primera División.

De los últimos 12 cotejos, Alianza perdió 10, empató 1 y ganó 1. Números imposibles para sostener a un equipo que quiera aferrarse a la máxima

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