Marcha contra jueces y miembros del CNM se desarrolla en el Centro de Lima. (Luis Centurión/Perú21)
Marcha contra jueces y miembros del CNM se desarrolla en el Centro de Lima. (Luis Centurión/Perú21)

La nueva ocurrencia de los que ven amenazada su capacidad de maniobra e influencia dentro de los juzgados debido a la estela que viene dejando el caso Lava Juez parece el último manotazo de quien está a punto de morir ahogado. Ahora dicen que el desmantelamiento de la inmundicia que habita en el sistema de justicia es un “golpismo caviar de facto”. ¿Tanto pueden estar perdiendo que hasta en esto, tan flagrante, tienen que hilvanar una teoría conspirativa?

No olvidemos que la investigación a cargo de la fiscal Rocío Sánchez, que permitió la obtención de los audios que terminaron por desenmascarar a jueces, consejeros, funcionarios y políticos, es sobre narcotráfico y sicariato, no sobre lo que finalmente se descubrió. Todo lo que ahora conocemos fue básicamente por un golpe de suerte, no un golpe antifujimorista, como algunos lloran, mientras otros varios, en alegre contraste, se esfuerzan con sinceridad para que el CNM no esté “pegado con babas” y la justicia sea un espacio de confianza para todos por igual.

¿La directora de Panorama y la de este diario, el director de El Comercio, IDL o los columnistas de distintos medios son acaso todos cómplices del ardid? ¿Martín Vizcarra es un líder de la izquierda caviar? ¿Los cientos de miles de ciudadanos hartos de que la justicia solo llegue para quienes tienen dinero y poder son también cómplices del golpe? ¿El embajador Wagner es un operador del “marxismo cultural”?

No hay peor enemigo del Perú que el que hace lo imposible para que sus privilegios ilegítimos se mantengan a costa de los demás y del mismo país. Así se ven los que socavan este primer esfuerzo colectivo en décadas para cambiar profundamente un sistema de justicia que, salvo excepciones, está marcado por la ineficiencia y corrupción.

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