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Redacción PERÚ21

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Mónica Delta,Opina.21mdelta@peru21.com

Más allá de lo golpeado que ya está como eventual presidenciable, su relación de aliado con el Gobierno definitivamente va a cambiar: de garante que exige el cumplimiento de una Hoja de Ruta a rehén que obedece cabizbajo y debilitado para que lo blinden.

A decir verdad, creo que los esposos Humala-Heredia nunca respetaron "mucho" a su "aliado". Más bien, lo "resistieron" porque no les quedaba otra para tener cierta mayoría en el Congreso. Sin embargo, que no se apuren tanto. Tener en jaque a eventuales adversarios electorales tres años antes de un proceso no necesariamente es un buen negocio. Muchas veces no se sabe, hasta el final, para quién se trabaja. El adelanto de candidaturas, ya lo hemos constatado, no da buenos resultados.

Lo que el Gobierno tiene hoy en su presente y futuro inmediatos debería ser su principal preocupación. Tras varios años de estabilidad y gran crecimiento en el país, en el ámbito económico, nos enfrentamos a un horizonte mucho menos alentador. Sus retos son mantener la confianza a través de grandes inversiones que ya empezaron a declinar y se han desacelerado. Por otro lado, debido a una evidente falta de capacidad en gestión no se ejecuta el presupuesto, pese a tenerlo y, lo que es peor, intentan protegerse cediendo a la vil tentación de utilizar medios vedados para silenciar a sus adversarios y a los periodistas incómodos. Llámese reglaje y seguimiento de parte de un Sistema de Inteligencia con harta plata. ¡Cuidado! Ninguna reelección ni prolongación en el poder vale más que la tranquilidad y prosperidad de los peruanos. Estamos muy alerta.