Míster Chip dejó datos sobre la victoria por 3-0 de la Blanquirroja. (Reuters)
Míster Chip dejó datos sobre la victoria por 3-0 de la Blanquirroja. (Reuters)

Minuto 48 del segundo tiempo. La tribuna en Miami es una fiesta, la selección goleó con una autoridad y solvencia pocas veces vistas. Después de las derrotas europeas, la tarea pendiente era sostener los buenos momentos que habíamos tenido. Chile era una linda prueba con el agregado que jugábamos sin Farfán y Guerrero por primera vez.

El equipo de Gareca lo superó con un nivel superlativo. Individualmente, todos los rendimientos fueron altos, incluso los cambios. Ni hablar de Aquino, que hizo todo perfecto, dos goles y una prestancia que lo postula a ser titular en cualquier momento. Quizá Ruidíaz en la definición fue el único punto flojo del partido. Falló dos goles claros, de esos que en su equipo resuelve con frialdad. Parece que el arco en la selección se le achica y cuando juega en su club lo ve enorme. Pero lo de Ruidíaz es cuestión de tiempo, nadie se tiene más fe que Raúl, es un optimista del gol, un nueve de raza y jerarquía.

Chile no venía bien, fue un equipo sin ideas, sin alma, quebrado. Bueno, a los equipos que llegan así hay que golearlos. Perú lo hizo. Gallese, en las pocas que lo exigieron, respondió bien. La línea de cuatro fue muy solvente, Santamaría volvió a destacar. En el medio, Yotún fue lejos el que más pases hizo (77), eso habla de lo mucho que depende nuestro juego de él. Los tres medios ofensivos volvieron a estar muy participativos y movedizos. Carrillo, Cueva y Flores en ese orden hicieron un buen partido.

El equipo volvió a ilusionar, el rendimiento hay que sostenerlo ante EE.UU. y en cada partido de acá en más. La vara está alta, pero el equipo muestra madurez y solvencia para soportar la exigencia. Siempre es lindo ganar, gustar y golear. Que el rival fuera Chile lo hizo más hermoso aún.

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