Martín Vizcarra y el gabinete de ministros se reunieron esta mañana antes de que César Villanueva plantee la cuestión de confianza ante el Congreso. (Foto: Twitter)
Martín Vizcarra y el gabinete de ministros se reunieron esta mañana antes de que César Villanueva plantee la cuestión de confianza ante el Congreso. (Foto: Twitter)

El presidente Martín Vizcarra dijo esta semana, tras la confianza otorgada por el Congreso, que “aquí no hay vencedores ni vencidos; ha ganado el Perú”. Vizcarra se equivoca, quizá, adrede. Es él quien ha torcido a la primera fuerza congresal. Es él quien ha ganado la batalla de esta semana.

¿Ha ganado el Perú? Aún no. La sensación que transmiten los keikistas es de una bronca que aprietan con los dientes. ¿Cómo capitaliza Vizcarra esta victoria parcial para consumar aquello de que ganó el Perú? Sumando a su agenda otros temas que le den sentido a la lucha contra la corrupción y al fortalecimiento del Estado, tan venido a menos. Finiquitar la reconstrucción del norte, por ejemplo.Los indicios de boicot que ofrece el keikismo están en las declaraciones de la propia señora Fujimori. Aquejada por la peor crisis de popularidad que haya podido sortear, y ante una rala audiencia contada al ojo en Arequipa, acusó a Vizcarra de tramar un golpe de Estado. Hacerlo después de la confianza es como decirle que espere por el vuelto.

Vizcarra necesita a gritos un premier que persiga el calendario de las reformas. La confianza otorgada esta semana no establece plazos y es allí donde cunden las sospechas de buscar retrasarlas. Vizcarra, desde su presidencia, no puede manejar solo el cumplimiento de las fechas. El premier César Villanueva no ha sido capaz de golpear la mesa, como debió hacerlo, y los días que vienen son decisivos. El referéndum está sobre los hombros de Vizcarra. El premier parece más un secretario que un jefe de gabinete. Si el Congreso no llega al 4 de octubre con todo listo, pese a que lo ofrecieron, Vizcarra debería plantearse remover a Villanueva y buscarse alguien que le ayude a sortear el temporal que sobrevendría en un escenario de guerra en el que, claramente, no ganará el Perú.

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