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Redacción PERÚ21

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En dicha presentación, el presidente resaltó que la minería genera actualmente dos millones de puestos de trabajo y que es sinónimo de progreso y de transformación. Finalizó manifestando que se convertirá en la palanca para asegurar el crecimiento de la mano del sector privado.

Con lo cual, finalmente, habrían quedado atrás las dudas que Humala evidentemente tuviera sobre la minería y que lo llevaron a posiciones dubitativas al comienzo de su gestión. Posiblemente el episodio más conocido –y el de mayor importancia en términos de inversión– fue su mensaje de "Conga va", para luego quitarle el apoyo inicial ni bien sintió presión de algunos grupos radicales con los que había estado asociado. Más aún, esa indecisión envalentonó a los antimineros, quienes ampliaron su radio de acción para cuestionar otros proyectos, algunos de los cuales también han bloqueado.

Así tenemos que entre desmanes y la caída en el precio de los metales se han desperdiciado alrededor de 10 mil millones de dólares de inversión que tranquilamente se podrían estar ejecutando hoy si el Gobierno hubiera tenido convicción para asegurarlos en los primeros dos años de su mandato.

En todo caso, miremos hacia el futuro porque aún existe una considerable cartera de proyectos que hay que promocionar para que sean realidad. Al final, Humala se ha dado cuenta de la importancia de la minería en el empleo, la exportación y como vehículo para llevar bienestar a comunidades altoandinas marginadas por el Estado.

Sin duda, la minería siempre ha sido la gallina de los huevos de oro para nuestro desarrollo. Era absurdo dudar de su importancia para los peruanos. Ojalá que el cambio de actitud presidencial se refleje en la eliminación del nudo burocrático que la está asfixiando.