Tras la caída del gabinete Cateriano, el de Walter Martos, con pocos cambios, obtuvo la confianza con 115 votos sin mucho debate ni grandes anuncios. Se adecuó el discurso a lo que el Congreso quería escuchar: énfasis en regiones, salud, convocatoria a la unidad. Ausentes las propuestas para reactivar la economía, ninguna mención a la minería (esencial para reactivar la economía) ni sectores productivos. El tono conciliador y gestos de Martos cuidaron de no impactar contra el sesgo ideológico de la izquierda antiminera del Congreso. La “estrategia” podría indicar priorización en la relación con Congreso (evitar asperezas), un cambio de estilo respecto a Cateriano (confrontacional) y con peso propio, al cual Vizcarra no demostró apoyo.
Más que chantaje (negado por Merino), o ausencia de propuestas en salud, pues Mazzetti tiene credibilidad, la denegatoria de confianza a Cateriano (37 votos a favor) fue personal y por el discurso prominero y de inversión privada. Ante un escenario con el Congreso desprestigiado técnicamente por populista y con una popularidad presidencial en baja, era difícil negar la confianza a dos gabinetes pese a que Vizcarra no puede disolver el Congreso.
¿El mensaje de investidura de Martos es del mismo gobierno? La propuesta rechazada de Cateriano puso énfasis en la reactivación (dejada de lado por Zeballos y Martos). ¿El presidente y el gabinete tampoco compartían la propuesta de Cateriano? Pareciera que no hay un proyecto de reactivación, que sería imposible sin inversión privada. El gabinete deberá también procurar una transición ordenada a 2021; con crecimiento y estabilidad. Sería mucho pedir, vistas las cifras y la conflictividad social creciente.