Pedro Castillo tomó juramento a su nuevo Premier y Gabinete Ministerial. (Foto: Twitter)
Pedro Castillo tomó juramento a su nuevo Premier y Gabinete Ministerial. (Foto: Twitter)

La nueva crisis que gatilló la renuncia de Mirtha Vásquez al premierato no terminará con el nombramiento de su sucesor. Y es que, como anota bien Carlos Basombrío, el presidente Pedro Castillo no tiene capacidad para gobernar y, más bien, se convierte en un permanente generador de problemas para el Estado.

Y de ello son conscientes ahora no solo los aliados políticos y mediáticos del mandatario, que recién después de seis meses deciden hacerse los hastiados y ponerse exigentes, luego de haber visto desfilar frente a sus narices todo tipo de escándalos que van desde actos de corrupción hasta la designación de personajes prontuariados o simplemente incompetentes para desempeñarse en los cargos que les cayeron en suerte. Mucho más también los votantes que apostaron por él, quienes le vienen dando la espalda, como se observa en la encuesta de Datum que publicamos hoy.

Nos referimos concretamente al sur del país. Ahora el 54% lo desaprueba en esa zona, con lo cual ya en todas las regiones del país su popularidad va en picada. Si Castillo no da un giro de 180 grados en su forma de gobernar –incluso algunas bancadas que antes le tendieron la alfombra ahora ya hablan de que renuncie al cargo si no se siente capaz de dar un golpe de timón–, su futuro se pondrá negro y, una vez más, el país entrará en trompo, con los costos colaterales que ello significa.

Por lo pronto, los riesgos se elevaron con el nuevo acercamiento a Perú Libre, donde Waldemar Cerrón tuvo la hilarante desfachatez de autoproponerse para el cargo de primer ministro, pero todo terminó en una sucesión de (auto)desmentidos e inverosímiles acusaciones de usurpación de identidad.

Lo cierto es que al nuevo encargado de la PCM, el congresista de Perú Democrático Héctor Valer, le tocará de momento bailar con la más fea, pues su flamante gabinete arranca ya con notorios lastres –el reemplazante de Avelino Guillén en el Mininter, sin ir muy lejos, un oficial cajamarquino de la PNP con deplorables antecedentes judiciales– impuestos sin duda por Castillo y su entorno. Pero la verdad es que ni los ministros ni los asesores cuentan mucho: el problema central es el presidente mismo.