La lideresa de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, saludó a Daniel Salaverry un par de horas después de terminadas las elecciones para la Mesa Directiva. (USI)
La lideresa de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, saludó a Daniel Salaverry un par de horas después de terminadas las elecciones para la Mesa Directiva. (USI)

A Fuerza Popular le ha tomado un mes reaccionar ante el impacto que dejó el mensaje de Vizcarra por 28. Se ha levantado con la lentitud de un boxeador peso pesado luego de recibir un gancho en la quijada y con la torpeza de quien aún no se recupera de ese remezón. Los golpes que han intentado dar estos días no han sido estratégicos, sino reactivos. Sus cuadros se han visto abatidos y sus acciones han dejado al descubierto sus puntos más débiles.

El box y la política se asemejan no porque se trata de “dar y que no te den”, sino que ambos podrían ser definidos como “el arte de imponer tu estilo sobre tu rival”. En uno y otro, el músculo es importante, pero la materia gris es esencial. El fujimorismo, sin embargo, insiste en usar solamente lo primero, mientras Vizcarra se respalda en lo segundo.

El objetivo evidente y central del keikismo es debilitar la imagen de Vizcarra para recuperar la de KF. No pretenden lograrlo a través de la negociación o el diálogo pacífico, como parecía que lo estaban intentando en los últimos meses, sino mediante la imposición de la fuerza achorada que en su momento sirvió para sacar a PPK.

Para implementar el plan, mantienen la esencia de la fórmula ‘mamanivideos’, pero esta vez sin grabaciones ni el tono de ilegalidad: destapan una reunión en privado y venden la idea de que reunirse con ellos es un error. El congresista Lombardi tiene razón al señalar que en FP se perciben tan mal a sí mismos que para desprestigiar a otros no ven problema en repetir: “Se reunió conmigo, se reunió conmigo”.

Puede que este sea el inicio de una cruzada para sacar a Vizcarra de Palacio de Gobierno, pero aún estamos lejos de eso. Por ahora, parece un esfuerzo desesperado por evitar que el poder ganado se diluya del todo. Lo bueno es que Vizcarra ha demostrado no ser PPK.

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