(Anthony Niño de Guzman \ GEC)
(Anthony Niño de Guzman \ GEC)

Reviso la lista de candidatos al Congreso y recuerdo el error monumental que fue eliminar la reelección parlamentaria. Fue una metida de pata promovida por el hígado y no por la razón, en la que se usaron malas experiencias específicas para construir una regla general.

Así, con un voto rabioso en el referéndum, los peruanos eliminamos de un porrazo la posibilidad de que un congresista sea reelegido. Esto implicó acabar con el principal incentivo que los legisladores tenían para tener un buen desempeño y rendir cuentas a sus electores. Ahora que saben que se van de todas maneras, sobre todo cuando muchos son simples aventureros sin un compromiso real con la política, fácilmente migran hacia el lado oscuro desde donde defienden intereses personalísimos sin vergüenza alguna.

Otro problema es la experiencia o, mejor dicho, la ausencia de ella. Que cada nuevo ciclo legislativo comience de cero es un costo muy alto para el país. La curva de aprendizaje es larga y siempre es bueno que en la camada de legisladores exista quienes ya conocen la dinámica parlamentaria. Ninguna entidad pública puede funcionar efectivamente si solo está compuesta por novatos.

De todas las razones, la que más debería hacernos ver el error de prohibir la reelección congresal es que con ella reducimos la libertad de la gente a elegir a quien le venga en gana. Soy de los que creen que la democracia se sostiene con la renovación constante, pero también con darles el poder a los ciudadanos para elegir a los representantes que quieran tener, por más que estos estén en las antípodas de lo que yo defienda o desee para el país.

Dicho esto, como no hay reelección, busquen candidatos con experiencia. Que conozcan el sector público y no simples entusiastas de última hora. Con suerte, pasada la tormenta, el siguiente Congreso corregirá el error de prohibir la reelección.


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