El 21 de marzo, PPK publicó un mensaje a la Nación. Ahí, confirmó que renunciaba al cargo de presidente de la República para dejar que asuma Martín Vizcarra.  (Foto: Andina)
El 21 de marzo, PPK publicó un mensaje a la Nación. Ahí, confirmó que renunciaba al cargo de presidente de la República para dejar que asuma Martín Vizcarra.  (Foto: Andina)

El 2018 ha sido una montaña rusa. Comenzó con un intenso sabor a traición producido por el navideño indulto humanitario que PPK otorgó a Fujimori. ¿Quién diría que un año más tarde Keiko Fujimori pasaría el 25 de diciembre en la cárcel? Nadie.

Escribir una columna era un ejercicio de ciencia ficción, nos acostábamos conociendo una noticia bomba y amanecíamos frente a una hecatombe, lo que habías escrito la tarde anterior era destruido por la frenética realidad del 2018.

El 21 de marzo, PPK renunció un día antes del debate y votación de la moción de vacancia. Acto seguido se hicieron públicos los videos de la negociación de votos que llevó a la expulsión de Kenji Fujimori, y casi al mismo tiempo anunció Cambio 21. ¿Quién diría que hoy Cambio 21 es una bancada formalmente reconocida por el Parlamento? Nadie.

El 23 de marzo, Martín Vizcarra asumió el cargo de presidente con un gabinete técnico y un Legislativo aprofujimorista que le hizo la vida imposible.

En su mensaje del 28 de julio, el presidente hizo una jugada maestra proponiendo un referéndum para iniciar la reforma política. El 9 de diciembre se realizó el referéndum que para el presidente fue un gran respaldo ciudadano.

El 29 de julio se dio el golpe más grande a una organización criminal formada por jueces y fiscales que los peruanos hayamos visto, esto ha demostrado que el sistema inmunológico de la justicia peruana no está muerto y que hay esperanzas.

Salaverry, como presidente del Congreso en el contexto de la prisión de Keiko y las delaciones de los fujimoristas aterrados con la prisión, generó un descalabro naranja que tuvo su punto más alto cuando cuadró a Luz Salgado con un estate quieto de antología. Con dos nuevas bancadas reconocidas (Cambio 21 y Bancada Liberal), hay una nueva correlación de fuerzas y un nuevo escenario que hasta la última hora de este enloquecido año puede traer sorpresas.

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