Por: Belén García Mendoza
El pasado 22 de febrero se han cumplido 130 años del natalicio de Víctor Raúl Haya de la Torre, por lo cual durante décadas apristas y peruanos de buena voluntad denominan el Día de la Fraternidad. Haya de la Torre creó una doctrina de alcance continental; muchos partidos vigentes en la región tomaron los fundamentos ideológicos de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (A.P.R.A.). Sembró un ideario, una lucha, y su figura se convirtió en un personaje de leyenda que gravitó en diversas latitudes. Reconocido por líderes y pensadores mundiales de la talla de Albert Einstein, Willy Brandt, León Trotsky, Miguel de Unamuno, entre otros, Haya de la Torre ha sido un peruano ilustre de indiscutible magisterio moral que actuó con la palabra y la acción.
Sin embargo, esta fecha jubilar de homenaje a Haya de la Torre es un punto de inflexión para que quienes nos sentimos herederos directos del jefe del aprismo le digamos al Perú que ofrecemos nuestra fraternidad como símbolo de concertación y unión nacional. El aprismo tiene la capacidad de instaurar la gobernabilidad que el país necesita, pero asimismo nuestra experiencia de Estado: el segundo gobierno aprista aplicó una gestión de resultados y bienestar en favor de las poblaciones vulnerables. Organismos internacionales distantes del aprismo han señalado que las cifras del segundo gobierno aprista, conducido por Alan García, siguen siendo a la fecha las más exitosas, como en la lucha contra la anemia, agua potable, salud, educación y en reducción de pobreza. Hoy también, como secretaria general, me toca decir que el aprismo se renueva desde su línea primigenia, desde las banderas de justicia social. Creemos en la inversión, en la distribución de la riqueza, en el empleo decente y la meritocracia, pero también vamos a defender al pueblo de los abusos del mercado y los poderes fácticos, de la banca, los oligopolios, las AFP, y todo sector que busque oprimir a las grandes mayorías.
El aprismo tiene su propio camino y su propio destino, no estamos ni con la derecha conservadora mercantilista ni con la izquierda comunista, caviar o socialconfusa. El aprismo estará siempre en la izquierda democrática, popular y descentralista. Extendemos nuestra mano a todos los peruanos. La crisis del país exige concertar; por encima de ideologías, es el momento del consenso, y también bienvenido el disenso, pero todo ello siempre pensado en la patria, en unir y no en dividir. El aprismo pone al servicio del país su experiencia, sus cuadros técnicos, sus bases organizadas para defender la democracia y Estado de derecho. El aprismo hará llegar el 2026 su propuesta de orden y lucha frontal y combativa contra la inseguridad y la corrupción, pero también el fomento del empleo y el crecimiento económico. Esa es y será siempre nuestra fraternidad con el Perú en homenaje a Víctor Raúl Haya de la Torre.