El equipo especial del caso Lava Jato del Ministerio Público, representado por el fiscal José Domingo Pérez y el fiscal superior Rafael Vela, suscribió el acuerdo con Odebrecht. (Foto: GEC)
El equipo especial del caso Lava Jato del Ministerio Público, representado por el fiscal José Domingo Pérez y el fiscal superior Rafael Vela, suscribió el acuerdo con Odebrecht. (Foto: GEC)

Un reconocido abogado penalista comentaba respecto al acuerdo que acaba de firmar el Equipo Especial Lava Jato y la Procuraduría ad hoc con Odebrecht: “Todo depende de cuáles sean nuestros objetivos. Si queremos freír brasileños o conocer qué pasó en el Perú mientras la Oficina de Operaciones Estructuradas, mejor conocida como caja 2, funcionó con los objetivos que ahora conocemos”. Si la mayoría de peruanos estamos más interesados en lo segundo, la firma del voluminoso documento de más de mil páginas debía ocurrir sí o sí.

En un país donde no por gusto se ha incubado la frase “el peor enemigo de un peruano es otro peruano”, las críticas justificadas o no que se han hecho son solo el primer empujón de la bronca para quienes han tenido participación directa y, como corresponde por ley, reservada a las negociaciones. Pero eso no debería quitarles el sueño.

Como nunca antes estamos ante la posibilidad de conocer las entrañas de un monstruo que se alimentó de la ambición e inmoralidad de cientos de funcionarios públicos y empresas privadas peruanas.

A partir de ahora habrá que inventar algo más sofisticado para atribuir a una “campaña de desprestigio” o “persecución política” aquellas acciones que aún bajo un disfraz de falsa legalidad ni fueron otra cosa que delitos vestidos con saco y corbata.

Odebrecht ha admitido sobornos en cuatro proyectos. Sin embargo, son más de 30 las investigaciones en curso que se beneficiarán de la información que llegará desde Brasil. Pruebas que ni los involucrados, desde funcionarios del Estado hasta aquellos que desde el sector privado (incluyendo a los repentinamente populares “árbitros”) participaron con entusiasmo de la feijoada, desconocen que existen. No será una tarea fácil.

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