Fíjate, fíjate, fíjate. (USI)
Fíjate, fíjate, fíjate. (USI)

Hubiera querido reelegir a los alcaldes en los distritos por los que circulo: en el que vivo y voto, en el que trabajo y en el que paseo entre teatros y bares. Sospecho que habrían ganado las elecciones de lejos. En la patria chica del distrito es más difícil que un mal político se oculte. Rápido se sabe si es honesto y buen administrador.

Pero me han quitado ese derecho. Alguien asumió que tenía autoridad moral sobre mí, me declaró débil mental en política y ha prohibido que elija a quien quiero que me gobierne. Han creído que así se reduce la corrupción. Poca autoestima tenemos porque nosotros elegimos y les damos autoridad para gobernar.

También nuestra plata, aunque pareciera que no, porque los tributos municipales (alcabala, predial y arbitrios) se mantienen bajos como subsidio generalizado. Por eso, los municipios viven de las transferencias del gobierno central del IGV y las regiones, de las transferencias del canon, que es parte del Impuesto a la Renta. Como no nos cuesta, no exigimos ni fiscalizamos. Una reforma tributaria regional y municipal viene para que esos gobiernos, como cualquier otro, vivan solo de los tributos que pagamos.

La desgracia de no poder reelegir es que siempre la autoridad está de estreno y, mientras aprende cómo son las cosas, se pasa el primer año sin mayor inversión pública. Aprender a elegir toma tiempo, a punta de equivocaciones. Aprender a gobernar cuesta más. Ese aprendizaje se pierde en cada elección.

Si una autoridad es corrupta, desprecio y cárcel. Pero no nos quiten el derecho de reelegir a quien necesitamos. A propósito del referéndum, vale para todas las autoridades, congresistas incluidos. Pasa en la vida real, se conserva al buen proveedor. Debiera pasar lo mismo en política.