Ahora o nunca
Ahora o nunca

Ya sabemos lo que está significando la pandemia en términos de sufrimientos humanos. Ya tenemos los brutales registros de pérdidas de empleos, quiebras de empresas, y otros impactos productivos. Ya nos enrostraron las precariedades de nuestros sistemas de salud. Y ¿qué decir de las empresas municipales de agua? ¿Y de los millones de familias peruanas que viven en viviendas de esteras?

La crisis sanitaria – que, dicho sea de paso, está lejos de haber terminado – está dejando una secuela de empobrecimiento sin precedentes en la historia reciente de nuestro país.

La pregunta es ¿qué provecho debemos sacarle a la crisis? A ese respecto, el viejo Einstein decía: “Las crisis son la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque las crisis traen progresos”. Y agregaba: “No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo”.

Bueno pues… al margen de agradecerle al gran científico alemán, hay que formularnos las siguientes preguntas –precisamente– inspiradas en él. ¿Cuándo pase la crisis… vamos a seguir haciendo lo mismo? ¿Nada va a cambiar en las instituciones de la salud pública? ¿Vamos a seguir con el Ministerio de Salud tal cual… y con los gobiernos regionales politizando la gestión de los hospitales del Estado?

¿Los municipios provinciales y distritales seguirán manejando las empresas de agua y saneamiento? ¿Seguirán las mafias municipales promoviendo las invasiones de tierras y los asentamientos humanos en todo el país?

Las respuestas a las preguntas anteriores debieran ser –todas– no. Unos NO rotundos. El Ministerio de Salud y los Gobiernos Regionales NO deben seguir manejando la salud pública en nuestro país. Los municipios NO deben seguir manejando las empresas de agua y saneamiento. Y menos… los procesos de desarrollo urbano. ¡Han fracasado! No pretendamos que las cosas mejoren si seguimos haciendo lo mismo.

De allí la propuesta –contemplada en la Constitución– de crear Organismos Autónomos para la salvaguardia del Estado de Derecho y la mayor eficiencia de la salud pública, el agua y saneamiento, y el desarrollo urbano en nuestro país. Y –lo más importante– que no dependan de ninguno de los poderes del Estado. Tipo BCR. Tipo Juegos Panamericanos Lima 2019. Cero clientelismo. Cero corrupción. Cero politiquería. Profesionalismo, carrera pública, meritocracia, gestión enfocada en resultados… y todo lo demás.

Si ese fuera el caso –como diría el viejo Einstein– la crisis habría sido una bendición. Demos el gran paso... ¡ahora o nunca!

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