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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Las acusaciones de lobbista hechas en campaña contra PPK le pasarán factura al próximo gobierno: cualquier indicio de favorecimiento a una empresa será usado para mellar su capital político. Pero esta realidad puede convertirse en una oportunidad para que el nuevo Ejecutivo se compre la tarea de promover mecanismos de relacionamiento público-privado, que tengan aceptabilidad social y permitan impulsar las alicaídas inversiones privadas.

Las mesas ejecutivas de Produce son un buen punto de partida. Se trata de grupos de trabajo público-privados que desarrollan una agenda orientada a resolver problemas de coordinación en sectores productivos claves por su potencial exportador o por generar abundante empleo formal, como el logístico y agroindustrial. Así, por ejemplo, se ha logrado reducir la espera de los camiones para acceder al Puerto del Callao de seis a menos de dos horas, y se han eliminado trámites duplicados.

Este mecanismo puede ganar rápidamente aceptación social, pues es transparente, aborda problemas priorizados por razones de interés público, y da soluciones a asuntos con baja o ninguna oposición. Por ello, el nuevo gobierno haría bien en mantenerlas y replicarlas.

En muchos casos, sin embargo, no se dan las condiciones para interactuar vía una mesa ejecutiva, y hará falta, como he mencionado antes, "cambiar la regulación del 'lobby' para adoptar una donde se otorgue audiencia con base en factores objetivos (orden de llegada, impacto económico, etc.), que confiera derecho de réplica oportuno, y donde se incorpore automáticamente a un registro a quienes promuevan o representen intereses" (Perú21, 19/4/15).

Los empresarios que crean que el 'yo conozco a PPK' bastará para gestionar su entorno muy probablemente se decepcionen. Es momento de promover mecanismos transparentes de relacionamiento que ganen aceptabilidad social.