Fernando Cáceres: Alertas que se “caen”

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El terrible sismo ocurrido en Ecuador es una llamada de alerta. Aunque todavía está en la memoria el terremoto de Pisco en 2007, lo cierto es que no estamos preparados para otro sismo de gran magnitud. Si tomamos en cuenta la cantidad de viviendas tugurizadas, en zonas de riesgo o "autoconstruidas", es bastante probable que el efecto de un sismo fuerte sea devastador.

Si bien los sismos no pueden predecirse, sí podemos estar mejor preparados. Una forma es utilizar los denominados "sistemas de alerta temprana", que por medio de tecnología detectan, antes de que sea perceptible para el ser humano, la ocurrencia de un sismo y envían alertas a la población. Aunque podrían enviarse vía TV y radio, lo más efectivo es hacerlo vía celulares, mediante mensajes de texto masivos (cell broadcast), pues casi todos los ciudadanos llevan hoy un móvil consigo. Estas alertas no evitarán los daños producto de un sismo o tsunami, pero sí pueden llevarnos a realizar evacuaciones tempranas, evitar tomar ascensores, reducir la velocidad de un auto o tren, abortar el despegue de un avión, etc. Los sistemas de alerta temprana de ciclones de Cuba y Bangladesh así lo han comprobado.

En Lima, según el Ingemmet, hay 80 zonas vulnerables a un sismo de gran magnitud, por presentar suelos inestables y/o construcciones precarias, como La Molina, Ate y Cieneguilla. Estas municipalidades debieran ser las primeras interesadas en contar con un sistema de alerta temprana y con suficientes antenas de telecomunicaciones. Pero, mientras algunas vienen facilitando su instalación, como Ate, otras siguen trabándolas absurdamente, como La Molina y Cieneguilla (atención, vecinos, que estas trabas en parte son responsabilidad de su oposición).

Ante un sismo, muchas redes se "caen" por daños físicos o falta de energía. Sumemos ahora el impacto de redes con pocas antenas. Una alerta nos puede ser de mucha ayuda, pero necesitamos que el mensajero no se "caiga".

*En coautoría con Mario Zuñiga

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