(Foto: Reuters)
(Foto: Reuters)

14 millones de personas en el mundo han recibido alguna dosis de vacuna. Aun así, es una cifra insignificante en relación al número de habitantes susceptibles a seguir contagiándose del COVID-19. Sin embargo, la regla es que muchos países ya comenzaron a recibir el antídoto que te da una esperanza. En el Perú, hay fatiga entre sus ciudadanos por la pandemia, porque las medidas redundan y algunas siguen siendo incoherentes, y la titular de Salud, Pilar Mazzetti, que también debe estar fatigada, nos insiste en que por asuntos de confidencialidad no pueden decirnos por qué diablos no tenemos ni las 50 mil vacunas que anunciaron, con bombos y platillos, Vizcarra y la propia Mazzetti. Estamos en el día 298 del estado de emergencia, hay un 40% de adultos mayores con cuadros depresivos relacionados a sentimientos de soledad y siete de cada diez adolescentes están ansiosos, estresados, dispuestos a vulnerar las disposiciones porque están hartos.

Todas esas sensaciones y estados de ánimo explican por qué cada vez es más difícil persuadir a la gente sobre restricciones y medidas de confinamiento. A la deteriorada salud mental de los peruanos le sumamos falta de transparencia en la información de las autoridades.

Es decir, comenzamos el 2021 igual que terminamos el 2020. Con una segunda ola inminente y sin respuestas consistentes después de casi un año de pandemia que debió aleccionarnos mejor.

La buena noticia es que cuando concluía esta columna, el presidente Francisco Sagasti anunció que ya hay acuerdos con Sinopharm y AstraZeneca. Las vacunas, dice, llegarán pronto. El anuncio fue corto pero claro. Ahora estamos listos para que llegue y se monte la logística para empezar a vacunarnos.

TAGS RELACIONADOS