Corrupción (Getty)
Corrupción (Getty)

Mi amigo David Rivera escribió algunas ideas sobre lo que hace falta para reducir la incidencia del dinero sucio en la política. Comparto algunas de esas ideas y añado un comentario. “Mientras se siga permitiendo el financiamiento privado para las campañas, seguirá habiendo dinero sucio. La única salida para evitarlo es que haya financiamiento público. ¿Te indigna que nuestro dinero vaya a parar a una sarta de zánganos y rateros? Hay que optar, tomar una decisión, hay que cortar por algún lado. Decídete”.

Y mientras la participación política siga siendo carísima, la corrupción y las actividades ilegales tendrán la puerta abierta para lavar su plata en campañas y comprar candidatos.

“Para que el financiamiento público no termine alimentando egos colosales ni proyectos personalistas, es necesario que los procesos de democracia interna en los partidos sean obligatorios –no voluntarios, como quieren los congresistas– y supervisados por JNE, ONPE y Reniec. Es la única manera de asegurar alguna representatividad real”.

“El Congreso debe incluir en la ley que la participación de un ciudadano en una elección popular autoriza automáticamente a la Unidad de Inteligencia Financiera a levantar su secreto bancario y tributario desde 2 años antes de su postulación, durante el ejercicio del cargo (si gana) y hasta 5 años después”.

Odebrecht metió plata y manchó todo lo que pudo: concursos y premios nacionales de cultura y arte, de responsabilidad social empresarial, de innovación y hasta de periodismo. Si no le cerramos la puerta a la corrupción, ¿qué dineros vendrán después del de las constructoras brasileñas? Si quiere darse una idea, fíjese en los socios de Keiko en la última campaña. De terror.