Fuerza Popular
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Al cierre de esta columna, no sabemos si PPK se queda o se va. Ningún escenario es bueno, pero el peor es que el fujmorismo cope todos los poderes. Un amigo me dijo: “El odio a los chinos te ciega”. Comparto con ustedes lo que le contesté.

No los odio, pero los veo todos los días acusar, mentir y difamar impunemente y a sus anchas. Veo su lista de congresistas: 4 de cada 10 tiene problemas con la justicia. Veo a sus voceros y financistas mintiendo con la contabilidad que no tienen o no muestran o les roban o se les quema; veo su escandaloso doble estándar en la Comisión de Ética, en la comisión Lava Jato; los veo archivar las porquerías de sus congresistas y citar a la Glave por un hashtag. Veo a los Becerriles, Bienvenidos, Ponces, Ramírez. Veo a Keiko sentándose sobre la Fiscalía porque no va cuando no le da la gana. Veo a Chlimper hablar frescazo de audios, de fondos, de cocteles, de su participación en los allanamientos; lo veo decir que no es verdad que haya aportantes fantasma, ¡incluso después de ver a esos aportantes en la tele diciendo que no pusieron un sol! Veo a Bartra decir que no es verdad que haya intervenido en el allanamiento ¡aunque la hayan filmado filmando al fiscal! La de Montesinos: eso que has visto, no lo has visto. Los veo tratando de copar el CNM con un presidente cuestionado y denunciar al fiscal de la Nación sin más pruebas que unos pantallazos con declaraciones de Mulder y cuando son desmentidos con hechos dicen que esos hechos son gracias a ellos. Veo el hambre de poder sea como sea. Veo a sus aliados mineros ilegales, a los fanáticos religiosos que lavan montones de plata y nadie denuncia nada. Veo eso y lo único que puedo pensar es “¡qué suerte que esta gente no ganó!”. No los odio. No odio a nadie. Solo me perturba tanta mugre.