No te odio

Casi por defecto, muchísimas personas les atribuimos a las redes y a cualquier post, comentario, chisme o meme que aparece en ellas el mismo peso que a una nota publicada en el NYT, Financial Times o Frankfurter Allgemeine. Es muy raro que los usuarios de redes verifiquen que lo que les están diciendo es cierto o proviene de fuentes más o menos confiables porque, después de todo, ¿qué es una fuente confiable?

Una fuente es confiable y un post/comentario/chisme/meme verosímil si está alineado con lo que nosotros mismos pensamos o creemos, es decir, con nuestro propio sesgo cognitivo. Si la información confirma mis sesgos, como decía Genaro Delgado Parker, va a misa; si no, la descarto o asumo a priori que es mentira.

Por supuesto, funciona en las dos direcciones: lo que aparece en cualquier medio prestigioso tiene más o menos el mismo peso que un meme, en particular si el contenido no está alineado con lo que uno piensa o cree. O cree que piensa.

Esta es, quizás, pienso, la gran victoria del totalitarismo (de las ideas y del otro): hoy, para una creciente mayoría de consumidores de información, la objetividad no existe y afirmar que la tierra es plana o que dios nos creó a su imagen y semejanza en un parpadeo tiene la misma validez que afirmar que la tierra es un geoide, que nuestro sol es un punto minúsculo imperceptible e insignificante entre miles de millones de estrellas en una galaxia como millones de millones de otras galaxias y que como especie no somos más que una etapa dentro de un proceso evolutivo que continúa y que empezó hace miles de millones de años.

Nada es verdad o todo puede ser mentira. Vivimos dentro de una jaula de vale todo.

No te odio, querido fuji, te aviso que se te ve el fustán.