Marcha contra el indulto al ex presidente Alberto Fujimori
Marcha contra el indulto al ex presidente Alberto Fujimori

En el Congreso, una iniciativa fujimorista buscaba que las comisiones investigadoras puedan levantar el secreto de las comunicaciones de los investigados. De acuerdo con la Constitución Política del Estado, esta atribución corresponde de manera exclusiva y excluyente a los jueces y ni siquiera estos son muy dados a utilizarla porque es como meter preso a alguien “por si acaso”, es decir, se podría violentar la presunción de inocencia.

Independientemente de lo mencionado, que la iniciativa para escuchar las conversaciones privadas de cualquier investigado por la razón que sea provenga del fujimorismo parece una broma de mal gusto. Durante los 90 se instauró la cultura del “chuponeo” dirigida desde el SIN y, como sabemos, nunca más se fue; solo se diversificó. ¿Habrá alguien en poder de estos equipos que está buscando chambear para el Congreso? Quién sabe…

Y hablando del Congreso, este aprobó una modificación del Estatuto que permitirá a la Mesa Directiva del Parlamento manejar a su antojo y libre albedrío todos los temas administrativos, como compras, contratos, nombramientos de trabajadores, modificar salarios sin dar cuenta a nadie, discrecionalidad completa. ¿El Congreso como agencia de empleos? ¿Más?

Son este tipo de cosas por las que miles de personas salieron a marchar ayer: porque están hartas de que les mientan, están enfermas de tanto robo y acomodo de miserables que se hacen ricos a expensas de administrar el Estado con sus intereses privados por delante del interés común. Aunque no todo el mundo puede necesariamente articularlo así (la indignación y el hartazgo, como muchas otras emociones, no son fácilmente convertibles en palabras), es el espíritu detrás de las marchas: desde el “que se vayan todos” hasta el #IndultoEsInsulto.

Yo marcho para que, ojalá, mañana o más tarde no tengan que marchar mis hijos.