Keiko Fujimori
Keiko Fujimori

La verdad siempre ofende y si no ofende, entonces no es verdad. Para que la verdad no ofenda a nadie, esta debería ser única y todos los seres sobre la tierra deberían estar alineados con esa particular verdad. Y eso es imposible.

Para un grupo de gente en nuestro país, decir que Abimael Guzmán es un asesino es ofensivo porque ellos piensan que es un gran líder e ideólogo con un profundo amor por los seres humanos y una tremenda capacidad de empatía por las personas y su circunstancia. De verdad hay quienes lo creen y hasta por la televisión los hemos visto y les ofende. Pero es verdad.

Muchos se ofenden si se les recuerda que Fujimori fue un cobarde que se fugó del país para renunciar a distancia, que se robó las pruebas de Montesinos disfrazando a un marino de fiscal. Que, en síntesis, es un hampón, un ladrón y un asesino mediato. Todo eso es verdad. Si se le recuerda a ese marino –o a su tío– que esa mancha sobre su uniforme no se quita, se va a ofender. Pero es verdad.

La construcción de la memoria es imprescindible para el autoconocimiento, el aprendizaje y la reconciliación. Comprender es imposible si no se conoce la verdad y, pese a ello, hay muchísima gente que no tiene ningún interés en que la verdad se conozca y mucho menos se difunda: porque la memoria la ofende y entonces al recuerdo le llaman odio, resentimiento o revancha.

PD. ¿Queda algún fujitroll que siga diciendo que el fiscal Juárez es un valiente luego de abrirle (a regañadientes) investigación a Keiko Fujimori? Las dos primicias de Gustavo Gorriti, inicialmente negadas por la Fiscalía y el propio Juárez, se confirmaron. Ojalá se haga justicia.

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