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El ser humano tiene incorporado un mecanismo de reconocimiento de patrones tan potente que incluso los percibe donde no necesariamente los hay. La apofenia (acuñado por Klaus Conrad, a finales de los 50) es la tendencia a atribuir significados a patrones o conexiones entre elementos que aparentemente no presentan relación alguna entre sí.
Las constelaciones o las caras de cristos en tostadas o manchas de humedad son buenos ejemplos de nuestra tendencia a conectar puntos y objetos al azar, y darles significados que no tienen.
También sucede con hechos y personas. Cuando se atribuía a Humala y esposa la capacidad de infiltrar las campañas políticas de algunos candidatos a la presidencia –incluido PPK–, o que, cuando estos ya no tenían ni aliados ni amigos, se siguiera pensando que algo se traían entre manos. Como si Humala fuera Churchill y Heredia, Merkel. Imaginación o proyección, lo cierto es que los hechos no sostenían tal lectura.
Miremos al congresista Kenji Fujimori, que cada vez que puede se pone del lado “progre”: con el tema Sodalicio (hasta lo suspendieron), con el cambio de nombre a la Sala Mohme, con #UnaSolaFuerza, con #UniónCivil –pidiendo voto de conciencia para los congresistas. Hasta con la censura a Saavedra se puso de costado. Y, también cada vez que puede, PPK le hace guiños al indulto y no toca al fujimorismo ni de casualidad.
Ayer, mi vecino lanzó una hipótesis: con el fallo del TC que desactiva la ley antitránsfuga, la BanKada pierde 20 congresistas que se van con Kenji a cambio del indulto a Alberto. Se une con otras bancadas en un acuerdo tácito y FP pierde la mayoría absoluta. El ministro Nieto estaría detrás de la jugada y a la expectativa del premierato.
Tiene sentido, pero persiste un obstáculo grande: Zavala y Nieto no se llevan y PPK no está listo para dejar ir a Zavala. Ni este para irse.