Indulto a Fujimori: El día en que Vladimiro Montesinos dijo que la condena se iba a anular. (Perú21)
Indulto a Fujimori: El día en que Vladimiro Montesinos dijo que la condena se iba a anular. (Perú21)

Quizás el esfuerzo más grande que el fujimorismo ha venido realizando de manera sistemática y coordinada (bajo todos sus nombres y variantes) haya sido el de intentar construir una narrativa en la que Vladimiro Montesinos y Alberto Fujimori no fueran cómplices. Alberto habría sido –según este cuento– una víctima más de las manipulaciones, mendacidades y traiciones del ex espía; otro que pecó de incauto: como Nicolás Hermoza o como Vaticano.

Semejante mentira tuvo que enfrentarse a los hechos y a las pruebas que señalaban que la de Alberto y Vladimiro fue una sociedad construida para delinquir y eliminar cualquier obstáculo bajo la consigna del pragmatismo que busca proteger a la sociedad.

Por ejemplo, que el indultado ex presidente se hubiera fugado de manera tan escandalosamente cobarde constituía un obstáculo inmenso para semejante historia alternativa. Pero lo más difícil de remontar eran los documentos fílmicos que dejó el ex socio de Alberto y que este no pudo llevarse con él.

Casi no hay personaje de relevancia pública que no tenga un ‘vladivideo’, pero hay –y no son pocos– los que no tienen nada de qué avergonzarse tras haberse sentado en la salita aquella a escuchar a Vladimiro sin pedir nada ni otorgar nada. No es el caso de la mayoría que se vendieron por dinero en efectivo o se permitieron sugerirle a Montesinos que desaparezca a ciertos opositores del régimen, hasta modificar la Constitución para que Alberto gobierne indefinidamente. Como Evo. O Chávez.

Al cierre de esta columna, el fujimorismo de Keiko todavía no lograba desaforar al fujimorismo de Kenji acusándolo de usar métodos fujimontesinistas. “Ellos compran candidatos”. “Ellos te graban clandestinamente”. Partido o junto, el fujimorismo no parece ser capaz de separarse del montesinismo. Son siameses y con el mismo corazón.