Keiko Fujimori y Kenji en una actividad proselitista en 2014. (Perú21)
Keiko Fujimori y Kenji en una actividad proselitista en 2014. (Perú21)

Tendemos a dividir el mundo en dos: lo bueno y lo malo. Es lo fácil y suele estar predefinido. No hay que hacer esfuerzo alguno, se toma y se acepta e incorpora como viene. Lo que no es bueno solo puede ser malo y lo que no es malo, entonces debe ser bueno.

Ser de izquierda y ser terruco es casi lo mismo. Ser de derecha y ser un desalmado fascista explotador, también. Simplón, prejuicioso, arbitrario y muy inexacto.

Lo mismo le pasó a la opinión pública con los Fujimori y el pleito que aún protagonizan. Kenji era el bueno porque lo que más le importaba era liberar a su padre y Keiko era la mala porque lo que le interesaba era obtener el poder aún a costa de que su padre se quede preso.

Y luego aparecieron los Keiko/Kenji videos. Herederos de la más pura tradición fujimontesinista, uno compraba votos para su causa con prebendas y la otra lo mandaba a filmar.

Todos los involucrados en esos videos fueron llevados al Congreso por Keiko y FP. Todos. Y FP no delata a Kenji, Bienvenido y a los otros porque estén involucrados en actos de corrupción, sino porque hoy son sus enemigos. No los delata por principios o valores, los delata porque le es útil a Keiko sacárselos del camino.

Hoy Kenji amenaza con convertirse en colaborador eficaz de la justicia en el caso del financiamiento de Odebrecht para su ex partido y su hermana.

¿Aparecerá mañana Keiko anunciando que ayudará a esclarecer el caso de la cocaína en el almacén de Kenji? Esto es un pleito entre bandas rivales por el poder, aquí no hay buenos y malos, hay malos y peores y cuál es cuál, depende de la oportunidad.La realidad está sobre todo en los matices; solo quienes se resisten a pensar ven absolutos.