(RenzoSalazar/Perú21)
(RenzoSalazar/Perú21)

Cuando leí que Ud. había dicho que estaba “100% involucrado” con las cooperativas pero que ello no le impedía legislar al respecto, pensé que lo habían citado mal. Sobre todo porque el estudio que fue de su padre, luego de usted y que hoy dirige su hermano tiene por clientes a casi dos decenas de cooperativas.

Su cariño por las cooperativas es comprensible y legítimo; su padre fue uno de los principales impulsores y conocedores de las cooperativas en el Perú, y algunas de ellas han hecho muchísimo bien a muchísima gente. Pero una cosa es que usted legisle para regular o desregular al sector –así, en abstracto, a granel– y otra, muy distinta, que se oponga a una regulación que involucra y afecta directamente a algunos de sus ex clientes y actuales clientes de su hermano.

Usted y algunos otros congresistas de su bancada insisten en la importancia de la lucha contra la corrupción. Sabemos usted, yo y muchísimas personas que ni el crecimiento, ni el número, ni los montos que manejan las cooperativas pueden explicarse 100% en recursos lícitos y limpios. Especialmente en determinadas zonas.

En el Vraem se lava dinero sucio del narcotráfico que contrata, financia y abastece de armas, pertrechos y logística a los terroristas que todavía hoy emboscan y asesinan patrullas de las Fuerzas Armadas. Su bancada asegura velar por la memoria y el nombre de los efectivos caídos, ¿y de los que aún no caen?

¿Dilatar la supervisión de la SBS y el ingreso de la Unidad de Inteligencia Financiera a las cuentas de cooperativas a verificar las fuentes de esos fondos y su destino ayuda a las Fuerzas Armadas en su lucha contra el narcoterrorismo?

Yo creo que no. Y creo que usted tampoco.