Keiko Fujimori (USI)
Keiko Fujimori (USI)

Los últimos sondeos de opinión revelan que los acontecimientos recientes han seguido perjudicando –y desprestigiando– a toda la clase política, y eso, por supuesto, la incluye a usted y a su partido. Algunos de sus adversarios han recibido golpes durísimos, algunos definitivos –como su hermano Kenji– y el polvo se empieza a asentar. Usted ganó.

Pero su aprobación sigue cayendo. De hecho, a estas alturas, es inevitable hablar de tendencia. Hace mucho que el fujimorismo se convirtió en parte de esa entelequia que su padre pretendió bautizar con el apelativo de “políticos tradicionales”, metiendo en el mismo saco a Hugo Blanco, Felipe Osterling y Alan García, por poner tres ejemplos aleatorios. Nunca el fujimorismo ha sido más tradicional que hoy.

Sra. Fujimori, por más que repita el sambenito “partidos tradicionales” para otros, no se podrá desmarcar de las Yesenias, Mamanis y Bienvenidos que llevó al Congreso. Ni siquiera de los Benicios y Zacarías que llevaron otros. Es más, con usted de nuevo como lideresa indiscutible, el antifujimorismo que se diluía confundido sin saber contra cuál de los Fujimori enfilar, comenzará a reconcentrarse.

Aun así, tiene usted una ventaja enorme: no ha sido gobierno y el festival de delaciones por las coimas millonarias de las constructoras brasileñas recién va a empezar. Úselo y tome distancia sin dramaturgia: nadie le va a creer si pone cara de asco cuando la justicia encuentre que una cuenta en Andorra con nombre de testaferro pertenece a algún ex presidente.

Tiene, Sra. Fujimori, la oportunidad de salvar el sistema devolviéndole credibilidad y legitimidad ante la ciudadanía; ejerciendo una oposición responsable y leal, apoyando lo que corresponde y fiscalizando lo chueco. Tiene gente capaz de portarse a la altura, úsela.

Salvo, claro, que prefiera asegurarse la final con Antauro Humala al frente. Si es así, olvide lo anterior; va bien encaminada. Buen fin de semana.