Extrañando el “Vamos al Congreso a hacer firuletes” (*)

“El Congreso sostiene al Gobierno y ambos tienen niveles de aprobación en mínimos históricos. La población no cree en nadie, ni encuentra líder en quien se sienta representada”.
"No va a ser fácil que el Congreso enmiende rumbos, pero al deslegitimarse tanto, está jugando con su propio futuro político".

El Congreso sostiene al Gobierno y ambos tienen niveles de aprobación en mínimos históricos. La población no cree en nadie, ni encuentra líder en quien se sienta representada. El Congreso negocia todo, incluido permitir que 200 mil maestros sean nombrados sin ninguna evaluación, destruyendo el futuro de millones de niños para los cuales la escuela pública es la única oportunidad. Esa misma semana, el COAR de Arequipa fue seleccionado como una de las mejores escuelas del mundo en el ámbito de colaboración con la comunidad (pueden votar en ), demostrando que la meritocracia funciona. Todo lo que distintas bancadas criticaron a Pedro Castillo y la bancada magisterial sobre este tema no importa. Todo vale para lograr acuerdos entre grupos tan disímiles, si ello permite acumular más poder (que siempre será temporal), aunque se arriesgue al país en el camino.

La asociación civil Capitalismo Consciente, también ONG, que no puede ser acusada de “caviar”, concepto harto impreciso, publica un comunicado que titula “Dictadura Congresal”, con el cual concuerdo en lo esencial, y por ello difundo: “En vez de velar por los diez millones de peruanos en situación de pobreza, y otros tantos en condición vulnerable, el Congreso sigue de espaldas al país abusando de su poder y legislando en contra del desarrollo. Las medidas del parlamento indicarían que hemos caído en una suerte de dictadura congresal que favorece intereses subalternos, mercantilistas y corruptos”. Luego enumera todos los actos que generan esa percepción: favorecimiento a la minería ilegal, al transporte informal y a otras mafias; reposición de maestros no calificados; contrarreforma universitaria; eliminación de las PASO y de la paridad y alternancia; falta de responsabilidad penal de partidos políticos y desnaturalización de la colaboración eficaz; afectación de la autonomía de autoridades electorales y JNJ. Alerta además de las iniciativas referidas a la amnistía para crímenes de lesa humanidad y el control a las ONG, que incluye términos ambiguos que pueden ser usados discrecionalmente en contra de entidades que denuncien hechos contrarios a la ley y el interés público.

El comunicado califica, con mucha razón, como “vergonzoso subdesarrollo político” a lo que ha reducido el Congreso la labor de análisis y debate a la que está obligado. Termina señalando: “Si no queremos que la economía ilegal y las mafias sigan penetrando en la política y debilitando nuestra frágil democracia e institucionalidad, los líderes de la empresa privada, la academia y la sociedad civil debemos levantar nuestra voz y ejercer una adecuada presión ciudadana exigiéndole al Congreso que deponga su actuar antidemocrático. Luego, será muy tarde”.

No va a ser fácil que el Congreso enmiende rumbos, pero al deslegitimarse tanto, está jugando con su propio futuro político. Faltan, como mucho, 22 meses para las elecciones si el Gobierno llega a julio de 2026, y poco más de un año para que el Congreso pueda tener el incentivo de zafar cuerpo del Gobierno y vacar la Presidencia. Bien difícil que la gente olvide cómo han votado estos congresistas. Están jugando con fuego y con un alto nivel de riesgo. Obviamente, todos quieren su curul en el poderosísimo Senado futuro, pero ¿de dónde van a sacar los votos? En distintas elecciones el Perú ya ha votado en contra del elenco estable y las encuestas señalan que son el peor elenco de la historia reciente. ¿Se reelegirá a quienes hoy generan tanta desaprobación? ¿Cuánto cambio va a querer el electorado cuando vote? Además, hoy hay más pobres urbanos, lo que puede cambiar las tendencias que se han dado en elecciones anteriores.

Todos sabemos que el Congreso se zurra en hacer análisis costo-beneficio de las leyes que aprueba, siendo un requisito. El MEF debería suplirlo ex post, como lo hace con las exoneraciones tributarias. Ojalá ello permita desandar barbaridades aprobadas. Por favor, todos estamos obligados a pronunciarnos para que el Ejecutivo observe la ley de nombramiento de 200 mil maestros, y a evitar que el Congreso la apruebe por insistencia. Una sociedad que no apuesta por sus niños está enferma.

(*) Parlamanías (Serafina Quinteras) ()


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