Exigimos una explicación

“La opinión pública y los legisladores deben recibir explicaciones claras sobre lo que los audios registraron en los despachos de Palacio”.
(Foto: Sepres).

Luego de que el Tribunal Constitucional rechazara la medida cautelar que hubiese paralizado el proceso de vacancia presidencial por incapacidad moral permanente, debiera ser el propio Martín Vizcarra quien se apersone en el Congreso a responder sobre los audios que desataron el escándalo. Sin escritos, papelitos o abogados de por medio: dar la cara es lo que corresponde a la investidura de un Jefe de Estado.

Pasada la turbamulta inicial, los líderes de los principales partidos se han ido mostrando contrarios a interrumpir el mandato presidencial por el costo que implicaría un vacío de poder en momentos tan difíciles para el Perú, aunque quizás también haya influido –digamos que un pelín– en tan súbita madurez política el hecho puntual de darse cuenta de que los votos no les iban a alcanzar. En el Parlamento, los ánimos y las ambiciones personales se han atemperado considerablemente desde que el antaurismo –apoyado por incautos y oportunistas de diversas bancadas– promoviera la infeliz moción de vacancia.

El desplazamiento a la Plaza Bolívar no será seguramente un picnic para el primer mandatario, pero la opinión pública y los legisladores deben recibir explicaciones claras sobre lo que los audios registraron en los despachos de Palacio. Se espera entonces, en el hemiciclo, una actitud alturada de ambos lados, un intercambio que no se extravíe en agravios o futilidades, pues lo esencial es que las investigaciones de la fiscalía sigan su curso, sin presiones, y continúen después del 28 de julio del 2021.

Vizcarra, como se sabe, fue grabado in fraganti, dando instrucciones a sus asistentas de cómo responder y manejar las pesquisas sobre ‘Richard Swing’ y sus vínculos con los altos mandos del Ejecutivo. Como sus disculpas públicas fueron más que aguachentas, como suele decirse, la presentación ante el pleno del Congreso le dará la oportunidad de cerrar tan nefasto capítulo y poder seguir adelante, trabajando con su gabinete en aquello que hoy es prioritario para el país: contener la pandemia y recuperar nuestra colapsada economía, generando empleo e inversión, por lo menos hasta las elecciones presidenciales de abril del próximo año.

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