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Redacción PERÚ21

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Ricardo Lago,Uso de la palabraEconomista y asesor financiero

Ayer se cumplieron 100 años del asesinato del heredero al trono del imperio austrohúngaro en Sarajevo, la capital de Bosnia. Un mes después, los austrohúngaros invadían Serbia, lo que dio inicio a la Primera Guerra Mundial. El magnicida del príncipe Francisco Fernando era un nacionalista serbobosnio que se llamaba precisamente príncipe, Gavrilo Princip, y el crimen era en protesta por la anexión de Bosnia al imperio austrohúngaro. El saldo de la Primera Guerra fue de 10 millones de muertos y otros tantos desaparecidos, y el fin de cuatro imperios: austrohúngaro, alemán, ruso y otomano. La causa del conflicto fue el expansionismo de los imperios; el magnicidio, tan solo el detonante. La guerra acabó en 1918, aunque no del todo, pues ahí entroncan tres guerras posteriores.

1. Las condiciones impuestas por los vencedores a Alemania en el Tratado de Versalles sembraron la semilla para el surgimiento del nazismo, que, dos décadas después, en 1939 llevó al continente a la Segunda Guerra Mundial.

2. En Rusia –uno de los países aliados junto con Gran Bretaña, Francia, los EE.UU. y otros– Lenin y sus bolcheviques aprovecharon el descontento popular y la debilidad del gobierno del zar para tomar el poder en 1917, lo que da comienzo a siete décadas de Guerra Fría.

3. El reino de Yugoslavia, que se creó con el Tratado de Versalles en 1918 y que después de la Segunda Guerra se convirtió en la República Federal Socialista de Yugoslavia del mariscal Tito, sufrió una desintegración violenta desde 1990, y se partió en siete estados: Croacia, Eslovenia, Serbia, Bosnia, Montenegro, Macedonia y Kosovo. La contienda fue particularmente sangrienta en Bosnia, con 100,000 muertos, y sobre todo en Sarajevo, que vivió 1,500 días en estado de sitio asediada por el ejército serbio.

Ayer Sarajevo conmemoró el centenario del asesinato del archiduque Francisco Fernando bajo el lema del "fin de un siglo de conflictos", y lo hizo con un concierto de la Orquesta Filarmónica de Viena. Ojalá sea el fin de los conflictos, porque la realidad es que Sarajevo y Bosnia continúan siendo espacios de división entre sus tres comunidades: serbia, musulmana y croata. De hecho, Bosnia –el país más pobre de Europa– continúa siendo un microcosmos de la antigua Yugoslavia, con todos sus problemas, que apenas logra sobrevivir como Estado y evitar el conflicto por la presión y tutela de la Unión Europea.

El aspecto más preocupante de la actual crisis económica europea no es el desastre económico que traería la disolución de la zona euro, sino los estragos de los nacionalismos si se desvanece esta unión. En unos meses los escoceses votan en referéndum su permanencia en el Reino Unido; lo mismo pretenden los nacionalistas catalanes en España. Mal panorama cien años después.

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